CRECIMIENTO PERSONAL EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

84 2 0
                                    


CRECIMIENTO PERSONAL Y CORONAVIRUS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CRECIMIENTO PERSONAL Y CORONAVIRUS

¿Quieres avanzar rápido? ¡Anda solo!, ¿Quieres ir lejos? ¡Anda con otros!

    ¿Te acuerdas de aquella vez que aprendiste a andar en bicicleta? ¿O a manejar? ¿O cuando aprendiste a hacer la masa madre? ¿O ese punto flor estrellado en crochet? ¿O preparar ese cóctel maravilloso para lucirte con tus amigos? ¿Sabes qué hubo de común en todas esas situaciones de aprendizaje? Probablemente, en la mayoría de ellas hubo un otro que te ayudó a partir. Alguien te acompañó en ese camino que tú voluntariamente escogiste. Alguien que ya sabía el cómo hacerlo y que simplemente te mostró la forma en que lo hacía. Y tú confiaste en él o en ella.

    A esa persona yo la llamo maestro.

    Maestro es el que te facilita salir de las zonas cómodas.

    Con el tiempo he llegado al absoluto convencimiento de que si uno es un ser curioso e inquieto y desea ampliar sus posibilidades cómo persona, en cualquier ámbito, es necesario y diría casi imprescindible la presencia de un maestro. Toda ambición, deseo, o interés por crecer cómo ser humano, por ampliar tus horizontes cómo individuo, se verán inevitablemente enlentecidos o detenidos en su proceso si es que aquella empresa la enfrentamos de forma voluntariosa, individual, y solitaria.

    Creo por otra parte firmemente, que nuestras habilidades para crecer son ilimitadas y que nuestras posibilidades son enormes y dependen de uno. Basta mirar a nuestro lado para darnos cuenta todas las cosas nuevas que hemos tenido que aprender en este tiempo de pandemia.

     Esto lo asemejo a un sistema operativo computacional. Yo lo llamo nuestro propio Windows personal. Él nos ha servido a lo largo de nuestra vida para ciertos procesos, conductas, operaciones y relaciones, pero frente a los nuevos desafíos que la vida nos pone, (como por ejemplo todo lo que nos ha proporcionado nuestro inefable coronavirus) nuestras respuestas se van tornando cada vez más obsoletas, lentas y anticuadas, casi repetitivas, siendo que ahora surgen retos y tareas nuevas, pero ahí vamos, reaccionando de la misma y archiconocida forma. Y es aquí donde, al igual que lo haríamos cuándo a nuestro viejo PC le sucede esto mismo (se enlentece, se llena de virus) decidimos ponerle más memoria RAM , o pasar a un sistema operativo más nuevo, o cambiarlo derechamente por uno más moderno, nosotros, cómo seres humanos deberíamos intentar hacer lo mismo: actualizarnos cada cierto tiempo, y para eso estimo yo, convendría recurrir a alguna disciplina (terapia, religión, meditación, cientologia; la que Ud. desee) o a alguien en quien confiemos, a quien nosotros respetemos en su conocimiento y que nos proporcione una mirada nueva , más fresca , mas iluminada, más actualizada, para esas zona oscuras que todos tenemos y así no estrellarnos una y otra vez frente a nuestras propias y humanas limitaciones.

    ¿Avanzaremos si lo hacemos solos?

    ¡Por supuesto que sí! No tengo dudas.

    Pero con dispar suerte, superficialmente tal vez en muchos de los casos y en forma errática.

    La ventaja de contar con un maestro, es que él ya conoce el camino, y cómo conoce, te puede mostrar y hacerte descubrir qué necesitas para avanzar en ese andar, que no es otra cosa que el del darse cuenta, que me parece es la piedra fundacional del propio crecimiento.

    Recuerdo que varias veces intente por mis medios, escasos y limitados, aprender a esquiar; entre caídas aparatosas, falta de estilo, y temor, podía deslizarme con dificultad, pero digno, a través de la nieve polvo. Hasta que una vez decidí tomar una clase con un instructor. ¡Una hora fue todo! Una hora entre múltiples horas pasadas intentándolo yo sólo y créanme que hubo una enorme diferencia. No salí preparado para el kilómetro lanzado, pero vaya que, con un par de indicaciones, con una buena metodología y las ganas mías de aprender, mejoré ostensiblemente mi performance. Ejemplos así he encontrado en diversos ámbitos de la vida.

    Pero existe eso sí, unos requisitos que son fundamentales para que resulte cualquier desarrollo. Lo primero es la voluntariedad. Si éste es impuesto, puede que haya más resistencias en ti. Lo segundo, y lo que considero más importante, es que hay que tomárselo en serio. Realmente en serio. Es un engaño, o mejor dicho un autoengaño ir de aquí para allá probando diversos métodos, estilos, disciplinas, terapias, incluso haciendo un poquito de aspavientos de ello pero sin llegar a profundizar realmente en tu interior y donde al más mínimo destello o asomo de alguna verdad incómoda, salir arrancando, huyendo despavorido en busca de la próxima receta mágica del crecimiento interior pero, que no tenga ni una dosis de miedo o de dolor.

    Son muchos los maestros, y están en todas partes, y en todos los ámbitos, y muchas veces no tenemos conciencia de la presencias de ellos, obnubilados por el ego de nuestras propias existencias, pero si tenemos la fortuna de toparnos con alguno o los buscamos desde el corazón, encontraremos una bonita posibilidad de ampliar nuestros horizontes existenciales y de pasada crecer con ello, lo que no es poco.

RELATOS DE CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora