CORRER EL CERCO

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CORRER EL CERCO

    Desde siempre he escuchado a los catastróficos saltar de sus confortables asientos para anunciar el fin de los tiempos, la llegada del apocalípsis, el pandemónium si no se hace, lo que ellos (poseedores del poder político, económico o religioso) quieren, (con esa lucidez que sólo da la arrogancia de la ignorancia), para frenar o acelerar algún cambio, según su conveniencia e interés.

    Un primer recuerdo que tengo de éste comportamiento fue cuando en Chile se discutía la ley de divorcio y todas las nefastas consecuencias para la sociedad y la familia que traería la promulgación de dicha ley. Nada pasó.

    El segundo recuerdo que tengo fresco era cuando se empujaba el proyecto de HidroAysen bajo el supuesto de que la matriz energética de Chile iba a colapsar si esas represas no se hacían y por ende nuestro país iba a quedar poco menos que a oscuras. Nada pasó y el proyecto murió.

    Un tercer ejemplo se me viene a la memoria pensando en los economistas. Una periodista (Andrea Vial) se dio el trabajo de chequear todos los pronósticos que hacían ellos a comienzo de un año respecto al comportamiento que iba a tener el dólar, cuales iban a ser las acciones más tranzadas en la bolsa, el crecimiento en términos porcentuales del país, la tasa de desempleo, inflación, etc. Esta periodista con datos duros sobre la mesa comprobó, al año siguiente, que no le habían achuntado a ninguno de sus pronósticos, ni de cerca.

    Así puedo seguir en muchos ámbitos.

    Que no se podía cambiar el sistema binominal. Que no se podía modificar la constitución. Que no se podía tener educación gratis, que no que no se podían casar dos personas del mismo sexo, que no se puede aspirar a una mejor salud, que no se puede incluso parar la economía. Hasta ámbitos más domésticos, es imposible trabajar a distancia, o hacer un recital onda Rolling Stone desde tu casa, o hacer clases de yoga on line, o liberar contenidos culturales gratuitamente a todos, ( acabo de ver un documental de Alfredo Jaar increíble) , y un largo etc.

    Pues bien, esta pandemia nos ha mostrado por enésima vez en la historia del ser humano, que es una historia pequeña como un ratón en comparación a la existencia de la vida sobre la tierra que todo es posible. Que, en otras palabras, nada en relación a lo humano le es ajeno al ser humano. Simplemente lo que se necesita para correr el cerco de lo posible es una palabra mágica que abre puertas y ventanas y vuela techos y hace estallar creencias y convicciones y esa palabra es voluntad. Sí. Simplemente voluntad – ya vendrá lo demás - . Voluntad para empujar los cambios. Voluntad para aceptar los cambios. Voluntad para cambiar el observador que somos. Para cambiar el paradigma en que nos situamos, para pensar en el bien común y no necesariamente en el propio. Voluntad de llegar a acuerdos. Voluntad de escuchar y prestar atención. Y saber- que nunca está de más - que finalmente los límites los ponemos nosotros. Y que todas esas historias de terror que nos cuentan si esos límites son transgredidos son eso, historias, pues verdaderamente son muy pocas las veces que sabemos lo que sucederá, porque la vida con todos sus imprevistos y contratiempos tiene su propia dinámica y ritmo y flow  y el hombre termina siempre adaptándose a esos cambios.

    Invariablemente.

    Inevitablemente.

RELATOS DE CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora