AÑO NUEVO Y PANDEMIA

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AÑO NUEVO Y PANDEMIA
De todas las fechas significativas que existen, por lejos, la celebración de la llegada del año nuevo es la que más me gusta, me cautiva y me emociona. Mis recuerdos se remontan a mi niñez cuando en un viaje que tenía mucho de aventura íbamos a la casa de unos tíos, de San Felipe dónde vivíamos a Santiago, a celebrarlo y donde se juntaba todo un choclón de parentela, encabezados por los patriarcas de aquel familión que eran mis abuelos maternos. El sólo hecho de poder juntarnos con mis hermanos, primos, tíos, abuelos, en una misma instancia era toda una experiencia que cuando no se producía me producía rabia y frustración.
Tiempo después ya en la Universidad y por la época de paros y protestas que me tocó vivir (plena dictadura), normalmente las clases se prolongaban hasta mediados de Enero y cómo yo estudiaba en Temuco lo indicado entonces era ir a pasar Navidad a la casa, con los papás y año nuevo con los amigotes, con los cuales nos arrancábamos a Lican Ray en unos viajes que tenían bastante de iniciático para muchos.
En mi época adulta y profesional se repetía la misma historia. Navidad en casa paterna, año nuevo donde fuera la fiesta más entretenida y prendida. Hasta, obviamente cuando nació mi hijo Imanol en la cual sin duda Navidad pasó a ser algo más propio, pero nunca dejé al azar esta celebración.
¿Y qué tiene de especial esta fecha para mí?
Además de estos recuerdos de infancia y de juventud, reconozco que me invade un estado de ánimo que me genera básicamente que ande feliz todo la víspera de ese día. Pero además, el año nuevo tiene una peculiaridad que es la que probablemente me hace sentirlo y cotizarlo con mucha más devoción, y no me refiero a ese pensamiento mágico en el cual creemos que poco menos comienza "una nueva vida" por si sola, eso me parece una ingenuidad enorme si no va acompañado de una decisión real y concreta. A lo que me refiero es a lo universal y colectivo de esta celebración pues involucra  yo diría a prácticamente a la mayoría de las culturas en un acto simultaneo -obviando las diferencias horarias- e inequívoco, dónde por un instante, fugaz, podemos conectarnos casi simultáneamente con nuestros cuerpos, pero también con nuestras mentes y sobre todo con nuestros corazones con muchas personas en un abrazo cariñoso y sincero, dejando de lado nuestros diferencias y resquemores y abriendo los brazos a la alegría y los buenos deseos , pero también y ¿por qué no? a la nostalgia, al recuerdo, al deseo íntimo, al homenaje, o a la reflexión en un collage vibrante de fuertes emociones.
Cómo toda buena celebración además esta tiene sus ritos y en mi caso tengo algunos y uno de ellos es poner en algún momento una canción del grupo Mecano, pues creo que refleja de forma certera esta particular fecha. En parte de su letra dice:
"...Y en el reloj de antaño
como de año en año/
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos..."
Bueno, eso...este año no habrán fuegos artificiales. Habrá mascarillas. Y las fiestas serán inexistentes. Y estará el toque de queda. Pero estoy seguro que tendremos más que nunca esperanza en un mañana mejor. Para eso que mejor ocasión para empezar a cerrar ciclos, hacer los duelos necesarios por lo pasado, y por supuesto abrirse a lo nuevo con entereza, coraje, sabiduría, curiosidad y optimismo, y así seguir creciendo.
Que tengan un bello y hermoso año nuevo, beban champagne, coman sus uvas, abracen con fuerza a los que tengan a su alrededor y piensen con cariño en aquellos que por una u otra razón no están a su lado en esos momentos.
¡Feliz año nuevo! Para todos, y para todas.

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