DÍAS DE RADIO Y DE CUARENTENA
El otro día me sentía bastante cansado y tal vez un poco choreado, las cosas no marchaban como yo quería en algunos ámbitos de mi vida, he invadía mi cuerpo un cierto desgano e incluso mal humor. Me saqué los zapatos, me tire en la cama y me puse a buscar en el celular unos podcast de dos programas de radio que son realmente imperdibles para mi semanalmente.
Uno se llama Pagina 13, y es de Tele13radio, y lo conduce el bueno de Iván Valenzuela. Tiene de invitados estables a los periodistas Ascanio Cavallo y Antonio Martínez, y lo que hacen es hablar y hablar de cine, con una erudición y memoria prodigiosa ambos, pero lo que más les celebro es lo bien que se llevan, se nota que se llevan de las mil maravillas y que por sobre todo se respetan muchísimo el uno al otro, además que poseen un sentido del humor y una ironía que me hace mucho sentido y que literalmente me arranca a veces carcajadas.
El otro programa que escucho se llama Terapia Chilensis en radio Duna conducido por Héctor Soto y los días viernes esta con 2 invitados también estables, uno es Arturo Fontaine, escritor y filósofo, muy ameno él, culto y con opinión propia, y con la rara capacidad de saber escuchar atentamente a sus interlocutores; el otro se llama Matías Rivas, y es todo un personaje, editor de libros, poeta, y columnista. Entre los tres hablan de arte, cine y literatura y vaya que saben de lo que hablan. Y lo mejor es que lo hacen sin ninguna ostentación , y mientras comentan y conversan y se ríen también y mucho, son capaces de irte abriendo puertas y ventanas y por ende ampliando tus horizontes.
Para un programa de radio de media hora no es poca cosa.
Ambos programas me hacen un panorama perfecto para los días viernes en la noche, y ni que decir en estos tiempos de cuarentena.
Me recosté en la cama, me tape con una manta, pues el frío estaba gélido y con la luz apagada me sumergí simplemente en el rito quieto de escuchar estos dos programas radiales, actividad que como ya dije me es sumamente placentera y que me evoca, ahora que lo pienso, cierto tiempo de mi infancia cuando escuchaba y gozaba y me acompañaba con algunos radio teatros que por supuesto hoy ya nadie se acuerda de ellos.
Y así transcurrió el tiempo.
Una hora y media después todo atisbo de mala conciencia en mí había desaparecido.
Y descubrí que extraño más momentos así en mi vida en el último tiempo, de complicidad, de muchísimo más humor, de respeto mutuo, de mayor relajo en lo que hacemos y en lo que decimos. Pues todo se ha vuelto muy grave y todo se ha vuelto muy serio. Y digo extraño porque momentos así los he tenido. La conversación liviana, risueña, pero culta e inteligente, incluso a veces por que no, engrupida, pero cariñosa y sin ninguna descalificación ni mala leche de por medio.
Al término del programa mágicamente sólo quedaba una sonrisa en mi rostro y las ganas de poder haber compartido aquellos sencillos programas con alguien, pero no había nadie ahí, pero juro que no me importo, pues igual me sentía feliz.
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RELATOS DE CUARENTENA
Non-FictionColumna de opinión sobre diversos tópicos, libros, política, cine, tv, personajes, memoria etc