PODCAST Y PANDEMIA

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PODCAST Y PANDEMIA

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PODCAST Y PANDEMIA

Me he vuelto un consumidor voraz de podcast.

Cuando ya has visto considerables películas y consumido variados libros y el sexo escasea, escuchar un buen programa de podcast es impagable. Prácticamente no prendo la TV, excepto para ver el canal alemán Deutsche Welle (que da para otra columna), pero el resto del tiempo son podcast los que resuenan en mi hogar.

Si lo pienso, esta afición de escuchar, más que de ver, viene de adolescente (14 o 15 años) cuando en un verano tuve tifus y hepatitis, con muy poca diferencia lo que me obligó a estar una larga temporada en cama. Como entonces la oferta televisiva que llegaba a mi ciudad era pobrísima (solo 1 canal, el estatal) me aficioné a escuchar mucha radio, sobre todo noticias y bastante radioteatro, que abundaba en ese tiempo.

El termino podcasting fue acuñado por primera vez, según Wikipedia, el 12 de febrero de 2004 por el periodista del diario inglés The Guardian Ben Hammersley y deriva de la unión de las palabras iPod y broadcasting. Técnicamente, un podcast es una publicación digital periódica en audio o vídeo que se puede descargar de internet. Como ven, sencillamente se trata de un programa de radio personalizable. No tiene más chiste que ese.

Es en las labores más domésticas de tu hogar cuando el podcast es imbatible respecto a las demás aplicaciones tecnológicas de nuestra modernidad. Nada como hacer aseo profundo a tu pieza mientras la lavadora gira y gira con tus sabanas de algodón de 1000 hilos para escuchar contenidos de tu interés, y ojalá con un lápiz y papel a mano, porque siempre surgen datos interesantes para ser buscados después.

Ni que decir cuando estás en la cocina. En su lado más glamoroso, preparando por ejemplo el risotto de quínoa, pero también en su lado más deprimente como es el lavado de platos, simplemente el estar con tus audífonos puestos para alejarte del ruido del choque de vasos, ollas y cuchillos y de paso concentrarte en el mundo que te ofrece el programa seleccionado, puede ser de aquellos momentos gloriosos.

Pero no es solo en esos momentos cuando puedes recurrir a ellos. En mi variante más nerd-freak he escuchado por ejemplo mis clases de diplomado a través del formato, mientras manejo sorteando tacos, pero también lo he hecho mientras pedaleo veloz y transpirado en la bicicleta estática, escuchando a Madame Bovary o unos cuentos de Borges en formato de audio libro, lo que me pareció de paso bastante alucinante.

Hay temas para todos los gustos y de duraciones variadas. Y ahí está la inmensa gracia. La posibilidad de seleccionar tu propio contenido de interés.

Sin duda que un ingrediente fundamental es quien conduce o anima estos programas. Y no da lo mismo. Puede ser temas muy interesantes, pero si el emisor o emisora es malo no hay mucho que hacer. Next.

Emisor podcasting, Google podcasts y Spotify son plataformas atractivas para bucear en búsqueda de contenidos.

Ahora, quiero compartir algunos de mis favoritos, que como toda selección es subjetiva y arbitraria.

El Kiosko con Angélica Bulnes y Maca Lezcornez me parece breve y preciso para obtener información periodística sobre temas o artículos de la prensa internacional que están dando vuelta. Además ellas le aportan una cuota de humor y cierta frivolidad que se agradece.

Los Imprescindibles, es una delicia si eres melómano. Lo conduce Pablo Aranzaes que es un periodista que sabe mucho de música y de trivia y de casi todo y que se dedica a analizar junto con Alvaro Pasci algún álbum, imprescindible – de ahí el nombre- de grupos y cantantes. Les recomiendo el recorrido que hacen con London Calling , de The Clash. Es sencillamente extraordinario.

Ya recomendé, un tiempo atrás, para cine a Ascanio Cavallo y Antonio Martínez junto con Iván Valenzuela en Página Trece, así como Terapia Chilensis de día viernes con Héctor Soto.

Descubrí el mundo de los audio libros y me cautivó. Por qué leer, con Cecilia Bona, argentina que promueve, con una entonación cautivante el placer por los libros a través de la lectura de cuentos, principalmente hispanoamericanos. Otro también es Mi novela favorita con comentarios de Mario Vargas Llosa que son adaptaciones sonoras con la esencia de los clásicos.

Y mi favorito (por ahora). El aplauso con Cristóbal Fredes y Constantino Dockendorff, un podcast masculino en el mejor sentido, desenfadado, suelto e informado, incorrecto a ratos, sofisticado y a ratos snob, muy bien conducido, con temas interesantes (porno, masculinidad, postfeminismo, lo que las mujeres buscan etc.) tratado con humor, mirada y mucha intención. Un verdadero deleite.

Por último, con mi amigo Carlos nos atrevimos a realizar un podcats casero, Solo conversar se llama. Ya hemos grabado 2 capítulos, pero aún no nos decidimos a difundirlos. Lo hicimos en una aplicación muy amigable que se llama Anchor. Ya veremos si toma vuelo.

Por ahora mientras tanto solo los seguiré escuchando.

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