MI LUCHA, EN CUARENTENA
Después de casi 3.600 páginas, 6 libros y alrededor de tres años, desde que comencé a leerla, en esta cuarentena he terminado Mi Lucha, la descomunal novela del autor noruego Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968).Como le he dedicado tanto tiempo de lectura a esta saga literaria, y esta columna es ante todo una columna de opinión, creo que me he ganado el derecho de decir algo respecto a ésta obra.
Lo primero será agradecer. A tres personas en particular. A mi amigo E. que gentilmente me prestó el primer tomo y en cierta forma facilitó mi ingreso al universo knausgåriano, y después a mis amigos E y M y mi amiga P. ,quienes amorosamente me regalaron sendos tomos, lo que habla muy bien de su generosidad pero, sobre todo habla bien de una cualidad escasa en las personas, a mi modo de ver, que es cuando se piensa en un regalo hacia un otro, se piensa más en lo que nos gustaría recibir, que en lo que al otro le gustaría que le regalaran. Con sus obsequios, no está de más decirlo, le apuntaron de pleno.
Para los que desconozcan de esta saga debería decir que todos son libros volcán, o sea son excesivos, torrentosos, desproporcionados. Además autobiográficos al extremo, donde el autor relata sin pudor aspectos exhaustivos de su existencia, a raíz de un hecho capital en su vida como es la muerte de su padre alcohólico en muy trágicas condiciones, cuando él tiene cerca de 40 años. El primer tomo se llama precisamente así, La muerte del padre, luego vienen en este orden: Un hombre enamorado, La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad, Tiene que llover, para finalizar en Fin. Cada uno de esos libros retrata diferentes momentos y épocas en la vida de Knausgård y las innumerables personas y situaciones que se cruzan en su camino. Es un ejercicio de memoria, pero también de nostalgia.
Dicho esto, lo que me gustaría destacar sin más preámbulo es que sencillamente esta novela me cautivó de principio a fin. Por su total desmesura. Por sus altibajos y sus divagaciones, terriblemente intrascendentes muchas de ellas y que en apariencia no van a ninguna parte, pero de donde surgen de pronto pasajes conmovedores, que sencillamente te atrapan y no te sueltan. Por la descripción increíble, minuciosa y fascinante que hace el autor de la naturaleza y del paisaje nórdico; sus montañas, sus fiordos, sus bosques. Por la descripción del frío. De la lluvia. Del clima en general, como telón de fondo pero muchas veces también como un protagonista más. Por la crudeza feroz de su relato, al señalar episodios dolorosos de su vida, episodios de abuso, de violencia por parte de su padre. Por la belleza respecto al recuerdo de los primeros amores adolescentes y su propio despertar sexual y de las angustias existenciales que conlleva todo ese periodo. Por la voz, especial y conmovedora que crea para referirse a su periodo de la infancia. Por la descripción angustiante de sus periodos oscuros. Por la llegada de la paternidad y las responsabilidades no siempre atractivas de la crianza de los hijos. Por las relaciones de pareja que describe con lujo de detalles, por la llegada también del desamor. Por hablar sobre lo arduo que es el mundo del artista, el mundo de la creación, lleno de fracasos, lleno de tropiezos, lleno de incertidumbres, lleno de inseguridades pero, donde a pesar de todo persiste la fuerza machacante de su vocación por la escritura. Por la relación padre e hijo marcada a fuego hasta siempre. Por la relaciones de admiración que existen cuando se tiene un hermano mayor. Por hablar sobre la rabia, la ira, y toda esa tremenda intensidad que recorre su ser y cómo se esfuerza él una y otra vez por domeñarla. Por hablar de las bandas sonoras que todos llevamos dentro y que nos acompañaran hasta el final. Por las verdades despojadas de todo lirismo. Por la reflexión culta. Por el ensayo provocador.
¿Porqué enganchar con una novela tan mastodóntica como ésta?
Por que, la vida de él, finalmente no es tan diferente a la vida de muchos, a esa vida que creemos que hemos vivido, con esa mezcla de recuerdos, mala memoria, ficción y olvido. Amamos, sufrimos, gozamos, sentimos, creamos, experimentamos, huimos, mentimos etc., en un trance frenético, y lo que hace Knausgård es simplemente, como una gran novela- espejo mostrarnos toda nuestra propia subjetividad.
Es el viaje del héroe que cae y se para y que encuentra su camino nuevamente.
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RELATOS DE CUARENTENA
Non-FictionColumna de opinión sobre diversos tópicos, libros, política, cine, tv, personajes, memoria etc