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FITO Y PANDEMIA
"Es mi corazón quien decide entre el mar y la arena"
Fito Páez
Uno. Tengo 17 años, año 85 y voy a ver Charly García en el estadio Chile (hoy Víctor Jara). En teclados está un alocado y flacuchento de pelo largo y crespo que se mueve frenético. Es un jovencísimo Fito Páez.
Dos. El año 2008 dejamos a nuestro hijo de 3 años con su abuela y vamos con la mamá que es más hincha de él que yo a ver a Fito en el muelle barón, en un íntimo concierto lleno de emoción y una energía especial por el marco escénico único, su piano, el mar por un lado y los cerros de Valparaíso iluminado de noche por el otro.
Tres. Siempre me gustaron más las canciones que el cantante. A él lo encuentro un poquito musho en su parada de artista, ya sea en el escenario, como en las entrevistas, o en sus videos y bueno, en casi todo lo que habla.
Cuatro. Giros (1985) su segundo álbum nos voló la cabeza a toda nuestra generación. No tiene ninguna canción mala y Giros, Alguna vez voy a ser libre, Yo vengo a ofrecer mi corazón y Cable a tierra son canciones imprescindibles.
Cinco. Letras: "Giros/Dar media vuelta y ver qué pasa allá afuera/No todo el mundo tiene primaveras" "...Porque yo no tengo mapa en este mundo/ Porque yo doy vueltas sobre el mismo punto" "... ¿Quién dijo que todo está perdido? / Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre que se llevó el río/ Yo vengo a ofrecer mi corazón" "...No dificultes la llegada del amor/No hables de más, escucha el corazón/Ese es el cable a tierra".
Seis. Tengo un amigo que hizo de la canción: A un lado del camino, su propio himno vital. Lo he visto cantarla en muchas noches de juerga nocturna y a veces pienso que Fito se la hizo especialmente a él pues le calza perfecto.
Siete. El único video de los que tiene Fito y que me gusta es el de Dos en la ciudad, donde sale caminando por diversas locaciones de New York junto con Cecilia Roth y que tiene insertas imágenes de videos caseros cuando ellos estaban juntos. Porque cada uno tiene una historia así, donde fuimos 2 en la ciudad.
Ocho. Este 01 de junio se cumplen 3 décadas del lanzamiento de su disco El amor después del amor, el álbum más vendido en Argentina, de sugerente título que nace después de haber tenido literalmente el corazón roto, por su quiebre con Fabiana Cantilo y por el asesinato de su abuela y de su tía abuela que lo habían criado.
Nueve. Pero es por la aparición de Cecilia Roth, actriz de Almodóvar, casada cuando se conocen, que el rosarino pierde la cabeza y la convierte en la gran musa de éste magnífico álbum donde aparecen invitados lo más granado del rock argentino: Charly, Spinetta, Sosa, Calamaro, Cerati, Cantilo, un verdadero dream team.
Diez. Son 14 canciones, que se inicia con aquellos 4 golpeteos tan sugerentes al platillo de la batería de El amor después del amor, una verdadera declaración de principios, con que Fito, a punto de cumplir 60 años saldrá a rodar de nuevo por este mundo aún bajo pandemia, en una gira, que lo traerá a Chile en diciembre.
Once. Mi favorita de este álbum es Pétalo de sal de hermosa letra y donde canta Spinetta: "Algo tienen estos años que me hacen poner así /Y decirte que te extraño/Y voy a verte feliz".
Doce. Fito es histrionismo, genialidad, imágenes, excesos, poesía, alcohol, droga y rock and roll, son estupendos arreglos musicales e inspiradas letras, es saberse sus canciones y cantar con él, pero no es karaoke, es años ochenta y noventa también, es Cecilia Roth, pero también es Fabiana Cantilo, es Baires, es Madrid, pero también es Temuco y también Viña. No es Cerati, tampoco Charly, pero es Fito.
Trece. Mi canción favorita de todos los tiempos de él es: 3 agujas.
Catorce. Vaya, no me había dado cuenta después de todo cuanto quería al viejo Fito. Seguro que iré a verlo.
