LOLLAPALOOZA Y PANDEMIA

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LOLLAPALOOZA Y PANDEMIA

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LOLLAPALOOZA Y PANDEMIA

Si todo sale como se presiente que va a salir, hoy domingo 21 de noviembre tenemos a 2 candidatos que pasarán a segunda vuelta y que vendrán a renovar y copar por primera vez con sus respectivos equipos los espacios de poder, cuando uno de ellos salga ganador en diciembre. Tanto Boric como Kast (sí, esos son los candidatos que pienso avanzarán y en ese orden) y aquellos que los acompañan, no tienen mayor experiencia de lo que significa realmente el ejercicio del poder en los territorios (la nueva palabrita). Pero, en estos días, sus adherentes han dado muestras de cómo podría venir la mano y cómo podría reconfigurarse algunos conceptos tradicionales, por ejemplo, la cultura.

Veamos.

La ilustre municipalidad de Viña del Mar liderada por la alcaldesa Macarena Ripamonti (RD) negó la autorización para que el festival Puerto de Ideas usará infraestructura municipal para poder desarrollar alguno de los interesantes conversatorios que vienen realizando por más de 10 años tanto en Valparaíso y Antofagasta. La jefa de gabinete de la alcaldesa, Camila Brito Hasbun deslizó la razón al gerente de Puerto de Ideas Sergio Silva argumentando que los "financia la embajada de Israel", aunque después la municipalidad emitió un comunicado que alude a que los recintos solicitados no estaban con la recepción de obras listas y termina diciendo que: "el trabajo realizado debe ser en un marco serio, profesional y ajustado a derecho, estándar que dicha organización no pudo alcanzar para trabajar junto a esta administración". Vaya.

En otra galaxia, en la comuna de las Condes el concejo municipal liderado por el partido republicano rechazó la subvención directa a la Fundación Teatro a Mil, que solicitó el apoyo para poder presentar dos obras en la comuna: 31 minutos: Don Quijote de la Mancha y el montaje francés de circo aéreo Rouge, para el verano del 2022. La razón la dio con pasmosa sinceridad Vanessa Kaisser presidenta de la comisión de cultura de dicha municipalidad en carta al Mercurio el domingo pasado donde señala, entre otras perlas que lo que ofrece Teatro a Mil "promueve la ideología opuesta a la que prima entre los vecinos" y más adelante remata diciendo: "que es inmoral pagarlas con los bolsillos de una de las tres comunas del rechazo".

Finalmente, cuando todo hacía presagiar que los grandes espectáculos masivos suspendidos durante más de 2 años por la maldita pandemia podrían retomarse (ahí sigue esperando mi ticket para ver a Pat Metheny) el más emblemático de todos los festivales se suspende hasta nuevo aviso. Lollapalooza no se hará como era tradición desde su inicio (2009) en el Parque O'Higgins. La productora Lotus encargada de su realización lo anuncio esta semana mediante un comunicado. Todo esto originado por las críticas que la también ilustre municipalidad de Santiago encabezada por Irací Hassler (PC) había vertido sobre este festival, por el malestar vecinal que originaba y el daño ambiental que producía, fueron las razones esgrimidas. Para eso había propuesto una consulta ciudadana, pero cuya fecha era totalmente incierta, generando la incertidumbre lógica de la productora que decidió dar un pasado al costado.

Tal como lo dijo esta semana el constituyente Agustín Squella hay un cierto "tufillo inconfundible de intolerancia que se está instalando en el país" y que se percibe en cada uno de estas situaciones que he señalado.

Sería lamentable que en este afán refundacional que cruza el espectro político se instalara la idea, en estos nuevos cuadros que gobiernan y gobernarán, que sus planteamientos, sus causas, sus miradas, sus proyectos, son siempre los acertados y que todo lo demás, lo que suena al "viejo modo de hacer las cosas" son equivocaciones y deban ser eliminados por razones puramente ideológicas.

En el caso de la cultura es cuando se nota más patente el ejercicio de la censura. Puerto de ideas. Teatro a mil. Lollapalloza. Son eventos que nos enriquecen como país, aportan diversidad al desarrollo cultural y ver en ellos un sinónimo de clase, de elite, o de enajenación de las masas, es tener una mirada muy sesgada de la sociedad y muestra lo peor del neo-progresismo que se pretende instalar o del conservadurismo que quiere gobernar. Con esa mirada tan moralizante y descalificadora respecto a cómo se hacen las cosas, pero finalmente con ese doble estándar que tarde o temprano se revierte como un karma y cuyo principal ejemplo esta semana fue la candidata al senado Karina Oliva (Comunes) y toda su penosa caída. O sesgada e ideologizada y terriblemente miope como lo hace también la Sra. Kaisser desde su tribuna municipal de Las Condes.

Recuerdo una vez que fui a ver al arquitecto Alejandro Aravena a Puerto de Ideas. Se presentaba en el parque cultural de Valparaíso, ex cárcel. Estaba lleno. Tan lleno que me quedé afuera del auditorio y tuvieron que proyectar su presentación en una pantalla gigante. Habló sobre viviendas sociales. Con una mirada de país que cruzaba gobiernos, coaliciones, derechas e izquierdas. Cabíamos todos. Ese es el Chile que queremos (perdón, que quiero). No discriminatorio. No prejuicioso. Abierto. Una sociedad finalmente más democrática, plural y moderna. No menos.

Bueno, finalmente llegó el día, la batalla cultural ha comenzado... Me voy a votar.

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