BIENESTAR EN PANDEMIA

14 0 0
                                    

BIENESTAR EN PANDEMIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

BIENESTAR EN PANDEMIA

Me envían un video de TikTok. El video se llama: "Cuando piensas que tu esposa hablará bien de ti ". En el se ve a una pareja ya mayor, con aspecto rural, sentados uno al lado del otro. Una voz en off pregunta:

-Qué momento más feliz se acuerda con su marido?

El hombre ya entrado en canas se adelanta a contestar, pero el entrevistador le pide que responda su mujer, y ella se ríe. A continuación, viene la respuesta de ella, que aún mantiene la sonrisa en su rostro:

-Yo no he tenido ningún momento feliz, puras amarguras...

- ¿Cómo así? pregunta sorprendida la voz en off.

-Porque sí, dice ella, y agrega: nunca he sido feliz después que me casé, he tenido muchos sufrimientos, de distintas maneras...

- ¿Qué le ha pasado?, insiste la voz.

-Tantas cosas que no se pueden contar, remata ella.

A fines de los setenta mi hermano mayor se fue a vivir a Venezuela. En mi casa no había teléfono (en esa época eran pocas las líneas existentes y había que esperar años por una) y en general las comunicaciones de larga distancia eran un lujo. Por estas razones, cuando mi hermano quería hablar con mis padres, o viceversa, la logística del llamado era muy significativa. Yo era chico y lo que hacíamos como familia era trasladarnos al lugar de trabajo de papá, donde sí había teléfono para recibir o hacer el llamado, que estaba previamente acordado con mi hermano (día y hora precisa). Era un momento mágico, entre emotivo y feliz, pero que lamentablemente solo duraba unos pocos minutos.

Recuerdo que hace unos 5 años atrás mi papá le contaba a mi hijo -en un tono para nada lastimero, sino que jocoso, tal como él era-, que cuando pequeño tenía solo un par de zapatos, y que por supuesto eran su mayor tesoro y que para cuidarlos caminaba con unas sandalias el largo trayecto que había entre la casa y el colegio, independiente de si llovía o hacia frio, y cuando llegaba por fin a su colegio recién ahí se los ponía, para no gastarlos.

Respecto al video de TikTok que les relaté creo que pretende ser chistoso, pero es terrible. Y no me cuesta nada imaginar todas las horribles cosas que puede haber pasado esa mujer campesina en manos de su marido.

Por otra parte, mi hijo ahora está en Alemania y me puedo comunicar con él con mucha facilidad y por medio de diversas alternativas todas las veces que quiera. Y para su viaje le compramos 2 bototos de alta tecnología, repelentes al agua y a la nieve, muy apropiados para enfrentar las rigurosas condiciones climáticas alemanas durante el invierno que ya se acerca.

¿Por qué cuento todo esto?

Porque cada cierto tiempo escucho a personas decir que todo tiempo pasado fue mejor. Y no puedo estar más en contra de esa afirmación.

Esa pobre mujer del video es parte de un pasado de Chile donde lamentablemente esas situaciones eran una práctica más común de lo que suponemos. Con esto no quiero decir que ese tipo de padecimientos no siga ocurriendo, pero actualmente hay todo un avance en el reconocimiento de los derechos de la mujer, existe un castigo social y penal más establecido a esas prácticas abusivas, apoyado también por las redes sociales para que cada vez se sepa y se transparente más ese tipo de situaciones, permitiendo entre otras cosas que las mujeres víctimas de abuso se sientan muchísimo más protegidas y acompañadas que antes.

Lo mismo se puede decir respecto a las mejoras en las condiciones materiales de la vida que hemos tenido como sociedad. Es cosa de ver los indicadores de pobreza. O el extraordinario avance en el reconocimiento de los derechos de las minorías sexuales y étnicas. O el mayor respeto y conciencia por los derechos humanos, o la asombrosa tecnología existente aplicada en beneficio del ser humano, como fue por ejemplo la rápida aparición de las vacunas para enfrentar el Covid. Entre otros innumerables adelantos.

Por eso, cuando algunas personas -con algo de romanticismo e ingenuidad- miran al pasado glorificándolo, resaltando amabilidad, valores y bondad ahí donde solo había pobreza, violencia y machismo y vociferan que nos hemos vuelto unos esclavos de las pantallas, creo que más que mirar hacia el pasado harían bien en preguntarse de qué forma podrían contribuir en el presente a seguir aumentando el bienestar y el mayor progreso de la humanidad. 

RELATOS DE CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora