¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CUARENTENA
Producto del encierro sanitario he aprovechado entre otras cosas para volver a conectarme con una parte de mi pasado que estuvo un tiempo entre paréntesis en mi vida. Libros, música, películas, series y revistas antiguas han desfilado frente a mí, con un cierto afán emotivo tal vez pero, no sentimental. Hay un abismo entre la emoción y el sentimentalismo.
También volví a escribir.
Mi mayor placer ha sido instalarme frente a mis libros y comenzar a hojearlos despreocupadamente. La mayoría están con párrafos destacados, que aprovecho de releer, lo que me lleva además al ejercicio de recrear la sensación o el efecto que me produjo su lectura en su momento y que me hizo querer destacarlo. No son pocas veces en que aquella lectura me es completamente anodina. Pero otras muchas, conecto muy bien con el texto, pues a pesar del paso del tiempo, aún se mantienen sólidos esos párrafos para mí.
Algo así me paso con una serie. Gentileza de mi operador de cable amigo tengo a disposición absoluta parte del catálogo de HBO (OLE se llamaba antes) lo que significa poder revisitar The Sopranos entre otras cosas. Sin embargo, producto supongo de este revival nostálgico que me dio caí sin culpa en la temporada 1 de Sex and The City (año de transmisión 1998).
Quisiera decir algunas cosas sobre esta comedia, en apariencia superficial y algo frívola. Sigue siendo una serie muy fresca al día de hoy, de diálogos estupendos y rápidos y poseedora de un humor muy particular, de mucho chiste interno y que es el que se produce entre amigas (os) cercanos; la ciudad de New York esta bellamente filmada, con variadas locaciones externas y sobre todo tiene a una protagonista alegre, aguda, chispeante, muy estilosa, pero también casual y de la cual y en esto debo hacer una confesión, he estado enamorado desde mis 18 años, cuando reparé en ella, en otra pequeña serie de culto que transmitió canal 13 a fines de los ochenta llamada A YEAR In The LIFE, donde ella (Sarah Jessica Parker) aparecía jovencísima – como todos éramos entonces - con su pelo absolutamente largo y crespo, enamorando a un chico que estaba a punto de casarse.
Pero además de estos logros, el gran tema de esta serie es el amor y las relaciones de pareja y las problemáticas tocadas entonces , qué duda cabe siguen siendo las mismas de hoy: el miedo al compromiso; los mitos urbanos, la soledad, el distanciamiento que se produce entre dos seres producto de la rutina, los celos; el desengaño , las traiciones, el sexo como placer y como lugar de encuentro, la búsqueda de status, el declive de la belleza, y un largo etc. tratados algunos livianamente (es entretención no olvidar) pero con fineza, sinceridad y belleza.
Y me pasó, que en tiempos de distanciamiento social pensé que ya no deseo ver más a dos guerreros con hachas y espadas despedazándose ya sea en la tierra media o en las costas de Escandinavia, mientras arriba sobrevuela un dragón o un superhéroe ¿O alguien necesita ver todavía a gente comiendo con las manos un jabalí y limpiándose con la mano el vino que se les cae? No... ¿cierto? ...Que ganas de ver nuevamente una serie que conecte con las verdades básicas del ser humano, qué hable por ejemplo de las relaciones de pareja, -¿hay un tema más importante que eso?- de mujeres y hombres de 40 y 50 años, que siguen con sus neuras y sus ansiedades pero que están más liberadas(os) y empoderadas(os) con su sexualidad, que siguen haciendo deporte pero, también buscan cultivar su espiritualidad, que están en vías de dejar el cigarrillo o el alcohol o ambos, que se separaron, o fueron madres o padres solteros o están infelices en sus matrimonios, porque en el camino ellas o ellos cambiaron o cambiaron sus parejas , pero todo se tambaleo. Series que hablen también de ese mundo intrincado y desafiante que es la paternidad/maternidad y cómo puede llegar a modificar los comportamientos de las personas. Que hablen de cómo evoluciona la amistad con aquellos que eran tus amigos (as) pero que de pronto ya no lo son tanto, lo que da pie para la aparición de nuevas amistades. Y que hable también ¿por qué no?, de la aparición de los primeros achaques y cómo se enfrenta la enfermedad y los temores que puede acarrear.
