—¿Theo?— Ella sonríe.
Siempre con temor, últimamente, no habían tocado el tema puntual de la perdida del bebé.
Theo le había exigido y la había obligado a quedarse en la casa junto a sus custodios, por eso mismo había estado las últimas horas de la semana ocupando la cabeza en esos pequeños cursos que hacía de manera habitual acerca del diseño. Y de lo que a ella le llamaba la atención.
Incluso Theo, le había obsequiado una nueva tablet y unos marcadores marca Sharpie y Posta para qué ella pudiera dibujar y hacer sus diseños, en una nueva forma de poder distenderse.
—Hola.— Aprieta sus labios. —¿Puedo pasar?— Muerde su labio inferior.
Ella achina sus ojos. —Es tu casa.— Lo mira obvia.
Ese día de navidad, cuándo él se presentó por la tarde para que se quedará tranquila de cómo es que se encontraba, no sólo fue por eso, y tampoco sólo fue a despejar su cabeza por petición de su mejor amigo, sino que fue a darle su regalo de navidad.
Un nuevo penthouse, en la zona más segura de la ciudad, y mucho más cerca de la casa de Demian, siendo una manera de poder mantenerla alejada del márgen de localización de sus empleadores.
Elena, al principio, estaba completamente perpleja, con la idea y no cabia en sí, de lo qué él le estaba ofreciendo en aquel pequeño cofre con esa llave, pero a pesar de ser una nueva locación segura, también significaba una apuesta al amor que ellos tenían y sentían el uno por el otro continuamente, debido a que era la forma que tenía de dejarle en claro qué no se daba por vencido.
Qué estaba apostando a ambos y qué quería que eso fuera de los dos.
—Por el momento es tuya.— Sonríe timido.
Muere de ganas de mudarse, pero necesita tiempo todavía para mantener su cabeza en eje.
La mudancia había sido muy rápida y reciente, y Theo había insistido en qué solo se llevará lo fundamental, y electrodomésticos pequeños qué no quisiera dejar, qué venderían la casa así, qué no había que hacer mucho bullicio y menos que menos llamar la atención.
Elena traga saliva. —¿Estás trabajando?— Mira su arma.
La cuál deja sobre la isla de la cocina.
—Siempre.— Asiente mordiendo su labio inferior.
Elena, se da media vuelta para servirle un vaso de agua, y rebusca en la heladera algunas frutas picadas qué siempre tiene para qué coma algo saludable. —¿Queres merendar?— Propone.
Theo sonríe y come las frutas a gusto. Pero luego hace una mueca al escuchar su petición. —Me encantaría, pero tengo qué irme, sólo pasaba a decirte algo.— Coloca sus ojos en blanco.
A lo lejos Max pasa y Theo le hace una seña con la cabeza.
Elena suspira apretando sus labios y se sienta frente a él. —Si, claro.— Aprieta sus manos aterrada.
La distancia que Theo estaba poniendo la estaba matando.
—Yo...— Moja sus labios negando.
—¿Paso algo?— Traga saliva.
Él sonríe. —Vamos a viajar a la isla por año nuevo, quería avisarte, aúnque, es mañana.— Saca su lengua y pasa una mano por su cabello.
Disculpandose en qué solo le aviso con un día de anticipación.
Elena abre sus labios y los vuelve a cerrar.
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EL PROTECTOR
RomanceAdela no corre con suerte, y debe de pagar los platos rotos de otros... Demian Maloy maneja al mundo a su antojo, pero la castaña lo maneja a él... ~>')~~~~>')~~~~>')~~~ Obligada a estar bajo protección en una isla. Su pr...