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Demian se despierta con el sonido de su celular taladrándole el celebro...

—Maloy.— Responde suspirando casi qué a regañadientes, poniendo su mano libre sobre su frente...

—Soy Jack.—Sisea la otra voz desde el teléfono.

Se reincorpora inmediatamente, ya poco importaba que lo hubieran despertado y qué se sintiera cómo si se acababa de acostar hace quince minutos... —¿Que tenés?— Murmura.

—Te mando un email con las conversaciones... Por ahora es todo lo qué pude sacar...— Informa.

—Ok.— Suspira un tanto aliviado y mira su reloj...

—Espero te sirva.— Agrega Jack, tragando saliva.

No llevarle información a Demian era verdaderamente preocupante, ya qué no sabía si mañana aparecería sin cabeza.

—Avísame si tenes novedades, no dejes de buscar.— Ordena poniendo sus pies en la suave alfombra...

—Copiado.— Responde desde el otro lado...

Erán las 07:00hs, faltan treinta minutos para que a suene la alarma, pero cómo el día daba para despertase temprano y sacar su furia con el castaño que esperaba en su casa...

Deja su celular en la cama, y toma su radio encaminándose al baño...

Pasa una mano por su sien, pensativo mientras que espera a que su mejor amigo le atienda.

—Te escucho Demian, buenos días...— Responde Theo un poco adormilado desde el otro lado de la linea.

—Te espero en la oficina en media hora, tengo las conversaciones de Wood, necesito café.— Informa tirando el radio al sillón más cercando, abriendo la puerta del baño con su brazo izquierdo...

—Me baño y nos vemos...— Responde haciendo unos ruidos raros desde el otro lado de la linea.

Demian niega y corta la llamada. Él también tenía qué apurarse si quería llegar a tiempo.

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—Señorita Adela...— Una voz que no conocía la saca de su sueño...

Adela se da vuelta, suspirando despacio...

El comisario de abordo esta parado en la puerta un tanto tímido, con una gran bandeja llena de comida...

—Buenos dias.—Aprieta sus labios con una tierna sonrisa.

—Buenos días, estamos por aterrizar supuse que quería estar despierta unos minutos antes para poder apreciar el paisaje...— Comunica con su impecable traje azul marino...

La castaña sonríe, asíntiendo... —Uhm... Si, muchas gracias.— Pasa una mano por su cabeza.

—Le traje el desayuno para que pueda comer algo antes de bajar del avión... Disculpe el atrevimiento...— Anuncia con una gran sonrisa...

—Pase por favor, no es molestía, muchas gracias...— Responde, amable.

El comandante de abordo se adentra en la habitación y deja sobre el costado más alejado de la castaña la bandeja... —Tiene un baño privado aquí...— Señala mostrando con su dedo una fina puerta similar a la que dividía el cuarto del resto del avión...

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora