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—Amor, desperta por favor.— Theo lleva una mano a su cabello frustrado. —Solo quiero que las dos estén bien.— Baja la mirada hacia sus zapatos.

Lo dejaron ingresar a la habitación donde su esposa reposaba, mientras que Adela ya había ido a buscar a Francis.

Demian estaba esperando en los asientos junto a Seth, Gio, Percy y Max.

Le había avisado a sus amigos dónde se encontraban para que pudieran luego comunicarse con Theo para brindarles su apoyo.

Y también le había informado las novedades a Lucien, y por supuesto que a Albert, no importaba el horario que fuera sabía que podía contar con ellos para cualquier ocasión.

Incluso el mismísimo Albert esta a plena disposición de ambos y quería acercarse a la clínica para poder ayudarlos de alguna manera.

—¿Papá?— Francis se asoma por la puerta.

Theo se limpia las lágrimas y se aleja de su esposa. Aprieta sus labios y lo mira luego de un suspiro. —¿Te dieron el alta?— Pregunta ronco.

Francis muerde su labio inferior. —Adela me fue a buscar para avisarme lo que había pasado con mamá.— Comenta cabizbajo.

Theo alza sus ojos hacía los de su hijo con furia. —¿Te diste cuenta de cómo son las cosas en nuestro mundo?— Lo mira frustrado.

—Si.— Traga saliva.

—¡Nadie dice que es fácil, Francis, pero yo te di la posibilidad de elegir si querías o no seguir el legado!— Le echa en cara.

Francis sonríe cínico. —¿Nunca fallaste?— Se enoja y se mantiene aún parado detrás de la puerta.

—¡Si, Francis, pero no vas a entender cómo me siento yo ahora, sabiendo que tu mamá está en una clínica internada!— Lo regaña con el ceño fruncido.

—¡Sé cómo te sentís! Sé cómo se siente y estoy arrepentido.— Murmura. —Realmente lo siento, papá.— Francis pasa una mano por su cabello revolviendo el mismo. 

—¡No entendés una porquería de cómo funciona esto!— Expulsa furioso.

—¡Son mi mamá y mi hermana las que están ahí, y están así por mi culpa!— Le recuerda alzando un poco el tono de voz.

Theo maldice. —¿Tan difícil es hacer las cosas con precaución?— Chasquea la lengua.

—¡Fue una maldita emboscada y estoy seguro que te ha pasado más de una vez!— Frustrado responde.

—¡Sí, Francis me pasó un montón de veces, pero ahora soy padre!— Lo mira.

—¿Y eso que tiene que ver?— Tuerce sus cejas.

—¡Que es mí maldita responsabilidad cuidar de está familia, y quizás no estés preparado!— Suelta sin más.

Francis niega con la cabeza. —¡Lo estoy, papá!— Se queja.

—¡Ya no estoy seguro!— Cierra los ojos frustrado.

—Te estás agarrando de algo... Sólo porque estás enojado de que no salió como esperabas.— Se cruza de brazos.

Theo remoja sus labios. Haciendo el mayor de sus esfuerzos por no tomar a su hijo de la solapa de su sudadera para estrujarlo contra la pared. —¿No lo vas a entender, no?— Se ríe irónico.

—¿Que cosa, Theo?— Le mantiene la mirada.

—Como se siente ver a la persona que amas en esta situación.— Pasa ambas manos por su rostro.

—¡Se lo que se siente!— Aprieta sus labios y baja la mirada.

La voz de Theo riéndose inunda la habitación. —¡Por favor, Francis!— Lo mira burlón.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora