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Adela se ve interrumpida de su trabajo por dos golpecitos en la puerta, es por eso qué inmediatamente mira su reloj desde la computadora, y se sorprende de como había pasado el tiempo.

—Adelante.— Propone.

Kevin aparece por la puerta con una sonrisa brutal en su rostro, detrás de él la castaña visualiza a Tyler y Evan, con la cabeza agachada.

—Señorita Adela, acá le traigo a los muchachos como me lo pidió.— Sonríe.

Adela con una cálida sonrisa, toma la carpeta que tiene a un lado cerrada y verificada, aprovecha que el rubio esta allí y se la extiende. 

—Todo tuyo.— Le guiña un ojo.

—Permiso.— Se adentra y les hace una seña a los chicos para que no se queden en la puerta.

—Pasen chicos, tomen asiento, por favor.— Señala, las dos sillas sumamente cómodas y refinadas que tiene frente a su escritorio.

—Permiso.— Quién habla es Tyler.

—Kevin, antes de que te vayas por favor toma esto.— Le extiende nuevamente la carpeta y un folio.

—Perfecto, Me haré cargo de inmediato no te preocupes.— Sonríe.

 —Los que están en la carpeta están listos para enviar a los acreedores, y los del folio son los que tenes que poner en marcha porque ya estaban aprobados, y yo los habilite.— Explica.

Kevin asiente con la cabeza, al mismo momento que los toma como si su vida dependiera de ellos. 

Adela, al respecto le devuelve una sonrisa amistosa. 

Kevin era esa clase de asistente es que todo el mundo necesitaba tener, y esa estaba más que agradecida de poder contar con su presencia.

—Tengo listo lo de la cena, más tarde te veo, pasame a ver cuando te vayas, así me quedo tranquilo, y por favor  carga tu celular... No queremos que el mismo se vuelva a quedar sin batería.— Sonríe.

Ella sonríe tímida.

Muerde su labio inferior, claramente porque se había olvidado de cargar su celular y su asistente esta claramente en lo cierto.

Adela sonríe volviendo a morder su labio inferior, mientras que Evan y Tyler miran la escena aun tímidos, pero expectantes de todo. 

—No hay problema, Kevin y muchas gracias por tus consejos.— Le sonrie.

—¿Algo más que necesites?— Pregunta.

Adela sonríe por dentro, le encanta como su amigo a veces la tutea y a veces no. —¿Conseguiste la cita con valentino?— Cuestiona levemente emocionada.

El joven asiente repetidas veces, dándose vuelta para encaminarse a la puerta. —Todo en marcha, no hay porqué preocuparse.— Agrega con un pequeño guiño de ojo de manera cómplice.

—Gracias por todo, Kevin.— Exclama a modo de despedida, centrándose ahora en los dos muchachos que tiene frente a ella.

Ya que no tiene ni un solo segundo para perder el tiempo gracias a su extensa agenda del día de hoy, para variar.

Mientras que ellos vuelven a prestar atención en la castaña al ver que los está mirando fijamente.

—Bueno, disculpen que los mande a llamar, es que acá es el único lugar en el que podemos hablar sin interrupciones.— Suspira.

Ellos asienten en silencio.

Adela decide continuar con su discurso ya que no ve que ninguno de los dos tengan ganas de acotar nada.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora