184

71 8 0
                                    

—¿Volverías a elegirme?— Pestañea mirándola fijamente.

—Muchas veces me lo pregunté y me lo planteé, incluso antes de la boda y cuando me enteré lo del anillo.— Alza su mano mostrando donde todavía yace su anillo de compromiso junto a su anillo de bodas.

—¿Y?— Muerde su labio inferior ansioso por saber la respuesta.

—¿Cómo me podría arrepentir?— Se ríe acomodándose mejor en sus piernas,

Mientras que ven a sus hijos correr de lado a lado, el viaje a Disneyland París los dejo exhaustos pero recobraron energía rápidamente luego de la pequeña siesta que tuvieron en el auto.

Y ahora corren por la propiedad en la que se están hospedando durante su estadía en París, con globos de Minnie mouse y Mickey mouse volviendo locos a sus custodios.

—Sabes lo mucho que me cuesta confiar en que las personas se vayan a quedar a mi lado.— Frunce sus labios casi que burlándose de él.

—Yo me quedé a tu lado desde el día uno.— Alza sus cejas.

—Es por eso que no puedo creer que todavía sigas estando a mi lado luego de tantos años y con esos dos enanos demonios como hijos.— Señala a los pequeños de siete años y ambos sonríen.

—¿Quisieras que me vaya?— Lo mira perspicaz.

Incitando a levantarse de sus piernas... Pero él, la aprisiona haciendo presión en su cintura para tirarla con delicadeza de nuevo sobre él.

—¿Crees que dejaría que te vayas de mi lado después de tantos años?— Sonríe acariciando su espalda con su pulgar.

—Conociendote, no.— Lo mira divertida.

—Me gusta que sepas cómo son las cosas nena.— Sisea.

Adela besa su nariz. —¿Por que hiciste esa pregunta entonces?— Murmura.

Demian suspira y baja la mirada risueño.

—Cada tanto hasta a los tipos más duros les gusta escuchar que no los van a dejar nunca.— Sube sus hombros y apoya sus labios en el cuello de Adela.

—¿Está bien?— Achina sus ojos dejando que el se acerque más a él.

—Hoy mí mamá hubiera cumplido años, y nunca lo recordaba, pero tuve una llamada de un viejo joyero en el cuál mi padre solía comprarle piezas, muchas, a mi madre para callar sus reclamos.— Traga saliva arrugando su frente.

Adela lo mira extrañada de que Demian este tomando la iniciativa para contarle algo tan privado y personal como se trata de narcisa.

Durante todos estos años ella pudo conocer mucho más a su marido, y el trasfondo de su historia, y él porque a veces no comprendía como él se portaba algunos modos, pero Demian no solía hablar con tanta frescura de sus historias perturbadoras del pasado.

—¿Estás bien con eso, amor?— Aprieta sus labios acariciando la nuca de Demian con delicadeza.

—Me dejó un poco perturbado que después de tantos años un joyero me llamara.— Explica suspirando.

—¿Que quería?— Lo mira sonriendo.

—Quién le vendía a mi padre falleció, y ahora su hijo se hizo cargo de la empresa familiar, me llamo porque estaba corroborando la cartera de clientes.— Se ríe moviendo su mano nervioso.

—No me iré, me hiciste conocer una parte de vos que no le dejas conocer a nadie.— Sonríe mirándolo a detalle.

—Crei que eso te aterraria.— Admite besando su frente.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora