EL PROTECTOR

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—Pecas, por mucho que me agrade darte un tour por mi nueva oficina, tengo curiosidad en saber a qué viniste.— Sonríe y la mira alzando una de sus cejas.

Adela aprieta sus labios en una tierna sonrisa. —¡¡Quiero hacer un gran festejo para el cumpleaños de Demian!!—Toma asiento comiendo un chupetín.

—¡Me encantan las fiestas!— Exclama divertido, tomando asiento frente a ella.

—Necesito tu ayuda, principalmente en la lista de invitados, porque se que hay personas de la empresa a las que él invitaría y otras a las que no y no quiero meter la pata con eso.— Frunce sus labios.

—Por supuesto, no te hagas ningún problema te envío una planilla de word por la tarde.— Le guiña un ojo divertido.

—¿Crees que le guste que hagamos alguna temática o es preferible que hagamos algo más tranquilo?— Rueda los ojos temerosa.

Por el hecho de que conoce al rubio a la perfección, pero en algunos aspectos, tales como estar en público, no sabe si corresponde que él se muestre cómo lo hace cuando está en privado.

—Depende de qué temáticas se te esté ocurriendo, y por favor mucho cuidado con lo que me vas a decir, pecas, porque no te olvides que te considero como mi hermanita y sos mi cuñada.— Lleva una mano a su pecho fingiendo terror de lo que pueda llegar a decir.

Mientras que la castaña sonríe llevando una mano a su panza que ya está a punto de explotar.

—¡No seas tonto!— Rueda los ojos.

—Me das miedo.— Bromea subiendo sus manos.

—Pensaba en una fiesta de máscaras, algo de época quizás.— Sube sus hombros.

Él sonríe divertido. —Claramente alguien estuvo viendo Christian grey.— Suelta divertido.

Adela abre sus ojos desmesuradamente al mismo tiempo que Theo suelta una carcajada. —¿Viste Christian grey?— Se sorprende arqueando sus cejas.

—¡Por supuesto! Quiero que mi novia me siga amando por mucho tiempo más y si quiero que eso suceda tengo que verla.— Explica.

—Esto es divertido.— Acota la castaña.

—Aunque verdaderamente es un papelón lo que hace, Elena la pasa mejor conmigo sin dudas.— Sonríe maldicioso.

Adela tapa su rostro ruborizado, y él se da cuenta que no está hablando con su amigo. —Uhm...— Traga saliva.

—¡¡No digas nada, los niños, lo se!!— Se lamenta y eso hace reír a la castaña.

—No quiero que mis hijos aprendan eso tan rápido de vos.— Lo mira burlona.

Theo se dibuja una aureola en la cabeza con su dedo anular. —Prometo comportarme hasta que tengan 16 años.— Sonríe maniático.

Adela niega con la cabeza no queriendo saber más.

—Volviendo al tema... ¿Te parece que podría llegar a funcionar?— Sonríe esperanzada.

—Me parece que sería una fantástica elección.— Admite.

—¿Si?— Sonríe feliz.

—Te ayudare en todo para que no sospeché, pero que no se te olvide que tu marido le gusta dejar las cosas a lo grande que mantenerlo ocupado ese día para que se pueda montar todo en la casa.— Sonríe.