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—¿En que puedo ayudarte, Theodore?— Pregunta la cálida voz de Luna desde el otro lado de la linea.

Theo cree que todo esto es obra de Demian para molestarlo y fastidiarlo, debido a que no puede quitarse a Elena de la cabeza, y pregúntale a Luna sobre Adela sería una grandiosa idea, supuestamente.

—Hola, discúlpame que te haya llamado, supongo que estás en tu trabajo, y no quiero quitarte mucho tiempo...— Explica trastabillando las palabras por los nervios... —Necesito un favor, es para mi amigo...— Hace una mueca en su cara, mientras tiene la vista en el trafico...

—No hay ningún problema, trabajar en la firma de mi papá me da este tipo de privilegios...— Asegura divertida, mirando la vista que le ofrecía su ventana en las oficinas del New York Times...

Theo sonríe. —Eso me deja más tranquilo.— Bromea.

—En lo que pueda ayudarte, con gusto...— Agrega sonriente...

—Necesitaría saber las flores preferidas de Adela...— Suelta tragando saliva.

Luna sonrie. —Si le va a pedir perdón, o un favor con un ramo de flores, va por mal camino, un buen libro de historia clásica es la mejor opción.— Habla sin quitar la sonrisa de su rostro...

Theodore por inercia esboza una sonrisa sin mostrar los dientes... —Creo que vas a escuchar esto de mi muchas veces... Pero tengo qué seguir diciéndolo porqué es la verdad...— Comienza soltando una risa simpática, que hace sonrojar a Luna... 

—¡¿Y que es eso?!— Juega su mismo juego.

Theo relame sus labios, por un lado le parecía algo normal, pero por el otro lado se sentía un completo miserable. —No dejas de sorprenderme, te agradezco el favor, y muchas gracias por tu discreción...— finaliza...

—Espero que sepa elegir... En eso ya no voy a colaborar y vos tampoco deberías...— Susurra divertida.

Theo sonríe. —No puedo no hacerlo.— Muerde su labio inferior.

—Te deseo una buena jornada...— Se despide.

Theo sonrie.

De todos modos, aquello se sentía incómodo, forzado, había algo que no terminaba de cuadrar en todo lo que pasaba entre él y Luna.

—Te mando un beso, Luna, espero que tengas un buen día y nuevamente gracias... Muchas gracias...— Finaliza la llamada, con una estúpida sonrisa en el rostro incapaz de borrar...

Pero esa sonrisa se borra de inmediato cuándo su teléfono particular suena anunciando una llamada de Elena, sus manos tiemblan, y todo su cuerpo se estremece de sólo saber que ella lo está llamando, cómo si fuera una especie de señal, algo que le estuviera afirmando que estaba mal hablar con Luna.

—¿Elena?— Responde ronco.

Y tiene que tragar saliva prestando atención al camino, porque sólo la simple presencia de Elena lo despista por completo.

—¡Hola Theo, ¿Estás ocupado?— Suspira desde el otro lado.

Y él está más que seguro de que estuvo llorando, algo que lo parte al medio por completo y lo hace temblar de solo pensarlo.

—Para nada, hermosa, nunca estoy ocupado para vos. ¿Estás bien?— Suelta achinando sus ojos.

Ella infla su pecho y hace una mueca al aire, pensativa. Queriendo evitar tener que decirle que lo necesitaba y lo extrañaba.

Eran altibajos de debilidad que la tomaban por sorpresa y la hacían verse más vulnerable de lo que ya era, teniendo que fingir todo el tiempo que quería trabajar de lo que estaba trabajando y que no se encontraba obligada haciendo aquello.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora