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Demian no pudo volver a centrarse en su sueño, se desvelo observando a Adela y cada uno de sus detalles...

A las siete de la mañana Theo apareció por el marco de la puerta con una cara de disculpas por interrumpir y levantando sus hombros instantáneamente por la urgencia de su presencia. 

—Buen día, ya llego...— Traga saliva con una sonrisa en su rostro.

Demian sonríe, de costado, saca el brazo con el cuál rodea a Adela y se levanta con cuidado de la cama, mientras que tapa con su blanco acolchado. Luego se dedica a observar a su mejor amigo, intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a Adela.

—¿Estás bien?— Achina sus ojos.

Theo rueda los suyos. —Estoy limpio. Y lo haré. No me jodas con esas preguntas.— Mueve sus manos.

Estaba demasiado ansioso, y había estado evitando durante toda la madrugada a hablar con Elena y contarle lo que iba a hacer.

El ojigris suspira y alza sus manos. —¿Donde está?— Se coloca su camisa negra y arremanga las mangas hasta el codo para meterse en el baño y lavar sus dientes.

—Aterrizando. Tenemos qué definir a dónde lo vamos a llevar y quería que estuvieras ahí.— Pasa una mano por su espalda corroborando que su arma estuviera allí, mientras Demian se guarda sus celulares en el jeans.

Theo mueve su cabeza a un costado saliendo de la habitación y entrando al segundo para dejar una bandeja sobre la cama para que Adela pudiera desayunar al despertar.

—¿Que dice la nota?— Pregunta Demian al ver el detalle en la bandeja. Su amigo sólo niega divertido por sus celos. —¿Que dice?— Alza una ceja molesto.

Theo sonríe y le hace un movimiento para que salieran del cuarto.  —La nota dice que desayune y no salga de la casa.— Rueda los ojos, obvio. —Vamos a poner la alarma.— Explica serio.

Demian asiente conforme, bajando las escaleras. —Quiero un café antes de ver a este imbécil.— Murmura con una mano en el puente de su nariz.

Theo arquea sus cejas divertido. —¿Dormiste bien? No quiero saber lo qué hicieron sólo saber si estás lo suficientemente descansado.— Mueve su cabeza a un costado.

Demian infla su pecho, reconociendo que no había burla alguna en sus palabras.—Necesitaba dormir.— Asegura sorprendido.

El ojiazul sonríe de costado ofreciéndole una taza de café al llegar a la cocina, dónde Seth y Gio desayunan animados. —Excelente, al menos alguien lo hizo.— Aprieta sus labios sincero.

—¿Como vamos a proceder?— Gio es quién rompe el hielo haciendo la pregunta de rigor.

Demian deja sobre la mesa su taza, tomando un tostado. —Quiero que admita que estuvo involucrado en la muerte de Wood... Necesito eso para qué ella lo sepa, y para justificar lo qué hicimos ante Albert, no quiero qué este entrometido en nuestras cosas.— Traga saliva mirando el emparedado que aún, reposa en su mano.

—Facil.— Acota Seth maldicioso.

Demian chasquea la lengua.

Conocía a Barry.

Y había una especie de trato en la que el mismo había salido ileso años atrás cuándo habían compartido ciertos negocios, y hasta incluso, cuándo el mismo le había querido ofrecer a Demian el negocio de la trata de personas y este había desistido.

—Usen el método que más les guste. No me importa cómo lo consigan, pero necesito escucharlo.— Sonríe de costado metiéndose un bocado entre sus finos labios.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora