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Ni siquiera saben como ninguno de los dos hicieron para pasar por toda la seguridad de Demian en el Gran jardín estando completamente excitados y toqueteandose sin que nadie se diera cuenta, inmediatamente, ambos sin decir una sola palabra, continúan con sus besos en cuello y labios se dirigen hacia la habitación de Demian...

Adela intenta prender la luz totalmente, pero no lo logra por lo cual él la toma de espaldas importándole muy poco que la luz este prendida o apagada y la dirige hacia su cama...

El ojigris no pierde el tiempo, inmediatamente se quita la corbata del cuello, con mucha sensualidad y destreza, mientras que la mira con sus ojos dilatados, desde que la vio salir con aquel maldito vestido tan apretado su cuerpo que lo único que tenía en su mente era quitárselo.

Estuvo conteniéndose toda la noche mirando cómo todos se comían a su mujer con la mirada, porque por más que no se lo dijera a ella era su mujer.

Se tomó dos segundos para apreciarla mientras que juega con la corbata en su mano y ella lo mira con la respiración agitada acostada en la cama.

Demian ata sus manos con su corbata negra.

Adela jadea al sentir la suave tela rodeando sus muñecas, perfectamente sabe que esta vez no harán el amor, ni será suave ni delicado, entiende que lo hizo enojar cuándo estaba provocativamente vestida y lo hacía poner celoso.

—No quiero que te muevas— su voz ronca la hace estremecer.

Ella asiente boquiabierta. —Si.— Jadea.

—Vas a hacerme caso en todo lo que te diga, porque te portaste muy mal llevando este maldito vestido que dije que no te pusieras.— Recorre la tela con su mano mientras qué le sonríe burlón.

Demian pasa su lengua por su labio superior, siendo delicado, acariciando cada parte de sus carnosos labios.

Comienza a deleitarse con el placer que está por llegar en un instante, ella le sonríe y muerde su labio inferior cuándo la mira tan intensamente.

—Voy a besarte todo el cuerpo, Adela—  Susurra, y comienza con la tarea, bajando los breteles del vestido.

Vuelve a levantar la cabeza para encontrarse con la mirada expectante de la castaña, inmediatamente, se da cuenta que el deseo sale por sus ojos enloqueciendola a medida que no deja con su mano derecha de acariciar sus caderas y su muslo, mientras que con su otra mano la tiene tomada del cabello, con fuerza, dejando besos húmedos en su cuello hombros y labios.

Bajando hacía sus pechos con un camino descendiendo por su cuello, ambos ya pueden sentir rápidamente que la excitación en el cuarto está aumentando y que el calor se incrementa a medida desmesuradas.

Adela intenta mover sus manos tocarlo y atraerlo más hacia ella, pero lo único que logra es una carcajada ronca por parte de Demian, qué niega con la cabeza cuando ella apenas llega a tocarle el cabello, se la nota frustrada y eso enciende aún más el calor y los movimientos del pene de Demian en sus boxer...

Ante aquella actitud, cuándo le había dicho que no se moviera, de ninguna manera, él tuerce la cejas y la deja de besar para castigarla de una cierta forma, la mira, chasquea la lengua haciéndole entender que cometío un error, es por eso que vuelve a ladear una sonrisa de costado cuando el rostro de Adela suspirar molesta, por no poder continuar con el placer mientras que él vuelva a subir sus manos detrás de la cabeza. 

—Te dije que te quedarás quieta...— Vuelve a chasquear la lengua...

Adela siente...

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora