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—¡Se quién es tu chica, y la tenemos en la mira!— Amenaza aquel hombre golpeado.

Demian se ríe y golpea su mandíbula. —¿En serio?— Pregunta bastante divertido y curioso.

—Qué irrumpas en mi casa y te tomes el atrevimiento de matar a todo mis personal no va a salvarla.— Se ríe.

Demian lo mira divertido moviendo su cabeza a un costado. —¡No me digas!— Hace una mueca ficticia.

Quién tiene adelante, no es nada más ni nada menos que Hugo Joaquín Ferreira, el ex empleador de Elena, de procedencia chilena.

Vino a Reino Unido para iniciar su negocio hace aproximadamente unos treinta años atrás, trabaja bajo el seudónimo del falso gringo, el motivo por el cuál tenía que el sobrenombre era incierto, de cualquier manera no era un dato que a Demian le interesará en absoluto.

Gracias a Albert, lo habían podido conectar con Barry, Erick y hasta, incluso, Ferragamo.

Pero eso, no era algo que hasta el momento hubiera impresionado a Demian, ya qué sabía que todo esto se trataba de eso, en definitiva.

Habían allanado una de las últimas propiedades que tenían en la lista de nombres de Ferreira, pero no contaban con que el mismísimo dueño estuviera en la propiedad en plena sesión de sexo oral.

Demian agradeció qué Theo no estuviera en esos momentos allí, no iba a hacer una imagen bonita de ver, aparentemente esta era la última propiedad que él habitaba, por lo cuál la misma estaba llena de información que le resultaría muy útil a Demian en caso de que quisiera adueñarse de algunas propiedades.

Gio, inmediatamente, comenzó a llevarse todo lo que para ellos era de valor, vale aclarar que para Demian no era necesario robarle a alguien cómo esta clase de sujetos, simplemente lo hacía por un tema de códigos de mafia, si él no se adueñaba de aquellas cosas, podía venir un sucesor detrás de él y quedarse las también, a futuro que alguien vaya quitando cosas de gente que él va matando o castigando, se vuelve un problema, debido a que comienza a agrandar su capital y puede, en cierto punto, y quizás de alguna manera, y con una buena ayuda de recurso, ponerse a la altura de el ojigris.

Demian está seguro de qué Adela está en buenas manos, es por eso que no se alerta de lo que le está diciendo, piensa sacarlo de allí mismo cuando su gente terminé de allanar todo el lugar y corroborar que no haya ninguna otra mujer obligada a estar allí.

Sé lo va a entregar a su amigo en bandeja, pero no quiere levantar el avispero ni mostrarse nervioso o excitado por la situación, lo hará pagar primero por todo lo que le hizo sufrir a su amigo, y ahora que está metiéndose con su mujer y nombrándola el castigo va a ser peor.

—Déjame decirte que me parece muy curioso que me conozcas y que aludes que podés llegar a conocer a mi mujer.— Vuelve a sonreír.

Hugo se revuelve en la silla, dónde lo ataron, pero no eran unas simples sogas, él se tomó toda la libertad el tiempo y el trabajo de embeber las mismas en miel, en realidad quién lo hizo fue Fred, mientras que él miraba gustoso la escena, Seth filmaba, mientras que Gio y Percy, quién había sido cambiado de turno en la isla, y ahora estaría pasando dos o tres meses en la ciudad, se ocupaban de hacer el accionamiento y llevarse todo lo que les pareciera útil.

Demian fue quien tiró sobre él, una caja de hormigas carnívoras, con una gran sonrisa, ni siquiera se molestó en colocarlas delicadamente, arrojó la caja justo sobre su entrepierna y las hormigas ya sabían el trabajo y el recorrido que tenían qué hacer solamente siguiendo la dulzura que le incitaba la miel.

La camioneta que ocupaba Gio, siempre iba en el baúl cargada con algunos elementos de tortura necesarios que le podrían resultar de utilidad en momentos de este estilo, es por eso, que usualmente siempre el equipo estaba preparado para cualquier altercado no por nada era el mejor equipo del mundo y Demian era reconocido en muchísimos países por su forma de actuar y sus negocios.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora