178

99 7 0
                                    

—¿Que dijiste?— Adela tiene los ojos brillosos.

Su hijo la observa levemente ruborizado ante la pregunta de su madre. —Peeecas.— Murmura Derek entre divertido y atemorizado por haber dicho algo malo, haciendo que todos los presentes sentían de su primer palabra.

Adela coloca los ojos en blanco, llevando una mano hacia su frente mientras que hace una mueca de exageración hacia todos los presentes ante lo que acaba de escuchar.

—Eso es culpa de ustedes tres.— Señala a Gio, Seth y Theo quienes hacen una mueca de desentendidos.

—El nene ya sabe lo que es bueno, pecas.— Le guiña un ojo Theo.

Ella niega con la cabeza con ganas de aguantar una carcajada. —¡No lo puedo creer!— Insiste mordiendo su labio inferior.

—¡Decí tío!— Theo lo toma en brazos y comienza a jugar con él mientras que el resto termina de almorzar.

—Tii.— Comienza...

El morocho abre sus ojos sorprendido y mira al resto emocionado. —¡Si!— Brama alzando sus manos en un gran gesto de Victoria.

—No lo dijo completo no te ilusiones.— Escupe el rubio, celoso, a lo que toda la mesa vuelve a reírse.

—Tu primer palabra fue arma.— Exclama Albert divertido y todos vuelven a reírse mientras que Demian de ruboriza y Adela lo mira tierna.

—Ya tenía todo en claro desde ese entonces.— Bromea Theo y el resto se ríe.

—¿Apuesto a qué esperabas que dijera Albert?— Lucien se ríe y se mira cómplice con el anciano.

—Curiosamente esa fue tu segunda palabra.— Le dice el peli negro y largo.

Él abre su boca y la vuelve a cerrar.

—Increible.— Comenta Elena divertida de la escena, mientras que Demian le saca la lengua por chismosa y ella le devuelve el mismo gesto.

—Albertttt.— El silencio se hace presente en la mesa y Demian se levanta celoso a quitar a su hijo de los brazos de Theo.

—¿Papa?— Pregunta el rubio tocando su nariz.

Adela mira a Albert y él le guiña un ojo.

—Pa.— Lo señala y él sonríe con autosuficiencia haciendo reír a todos.

Esta tarde de Evan, no dijo ninguna palabra, por el simple hecho de que se había quedado dormida prácticamente encima de uma, junto con Francis en el sillón del deck dónde estaban almorzando.

~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~

—¿Vacaciones?— Grita emocionada la pequeña.

—Asi es.— Responde Adela mientras que termina de armar la maleta en la que llevará compartido la ropa de sus dos hijos para reducir espacios.

—¿Y cuándo nos vamos?— Pregunta aún más emocionada subiéndose en su cama.

—En dos días y vamos a volver en diez días más, porque ustedes van a empezar el jardín.— Le explica mostrándole unos números que tienen pegados en su escritorio con imán para que puedan saber a qué se refiere Adela.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora