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Theo sonríe cuándo Demian estaciona en una hamburguesería, incluso una mucho mejor que Macdonalds.

—Gracias.— Murmura llevando una mano a su herida.

Demian suspira, mirando su celular y tecleando rápidamente algo en él, mientras que avanza con el vehículo para pedir directamente desde allí y no tener que bajar.

—¿Elena te respondió?— Lo mira tamborilleando sus dedos en el volante.

Theo se retuerce en el asiento y Demian se queja, porque si hubiera mandado a alguíen por las hamburguesas no tendría que estar viéndolo moverse adolorido.

—Elena, me dejó en visto, ella está, claramente enojada, pero mejor así, no le quiero decir lo que me pasó.— Entrecierra sus ojos.

Demian sonríe, toma el pedido y avanza.

Theo muerde su labio inferior y no espera a llegar a la casa, comienza a comer su hamburguesa, estaba realmente hambriento, era de demasiado buen comer y de hacer muchísimo ejercicio, para ser más exactos tres veces al día, por eso mismo cuándo se encontraba herido o con mucha quema de calorías, cómo por ejemplo, haber peleado de esa manera, es que se le hacía un hueco en su estómago de necesitar comida.

—Va a matarte cuándo no se lo digas.— Sisea conociendo a la rubia.

Theo niega con la cabeza, dándole un mordisco a su hamburguesa, probablemente la única persona a la qué Demian dejaba comer en sus vehículos. —Si no se entera, no habrá problemas.— Parpadea juguetón.

Demian muerde su labio inferior, y avanza, mirando con un ojo hacia adelante, y prácticamente hacía su mejor amigo, para poder corroborar qué sigue comiendo y que no se está durmiendo.

Theo come de sus papas fritas y siquiera se da cuenta de qué están llegando, solo tiene sueño, quiere bañarse y dormir, pero probablemente sólo vaya a dormir directamente, porqué no sabe si su cuerpo va a tolerar seguir despierto o de pié.

—Theo...— Sisea cuándo están pasando la primer reja de seguridad.

—¿Uhm?— Envuelve la basura y la deja en la bolsa.

Demian sólo había comprado para él, ya que no se le antojaba comer ahora mismo una hamburguesa. —Hable con Elena, cuándo estaba en la farmacia.— Muerde su labio inferior.

Theo abre sus labios y los vuelve a cerrar. —Se lo dijiste.— Se queja.—¡Mierda, Demian! ¡Conoces a Elena!— Alza la voz.

Demian sonríe. —Justamente porque conozco a Elena, le dije lo que estaba pasando, porqué vos, fuiste el primero en decirle que surgió algo, y qué no podías verla, por eso me llamo!— Brama rodeando los ojos.

Theo va a quejarse, pero tomar aire con fuerza le hace arder sus heridas. Sólo se queda en silencio y ve cómo ya casi llegan a la segunda puerta de seguridad.

—Elena, se preocupa por vos, de la misma manera que vos lo haces por ella y si puedo lograr que no trabaje tan solo por venir a cuidarte lo voy a hacer, Theo, porque te prometí qué la sacaría de eso.— Lo mira y señala el auto de Max.

Theo pasa una mano por su mejilla y tapa una lágrima. —Esto es una mierda.— Lo mira cansado.

Demian cierra los ojos y maldice cuándo finalmente estaciona, y Theo baja sin esperarlo.

—¡¿Podes ir con cuidado?!— Su mejor amigo se queja.

Seth ve la escena saliendo de la casa, al garaje descubierto.

Theo se da media vuelta para verlo. —¿Para qué?— Brama frustrado.

—Porque te vas a volver a abrir los puntos y ya sabes lo que te dijo el médico.— Se acerca a él, igual de frustrado.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora