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¿Amor, podrías mirar por la ventana?— Sonríe.

Elena deja el libro a un lado y lo mira con una ceja arqueada. —¿Que sucede?— Aprieta sus labios abriendo la ventanilla del jet.

Para cuándo él, va a inventar una mentira para que ella pueda mirar hacia la ventana, Elena ya lo hizo abriendo sus ojos desmesuradamente, al igual que sus labios rosados.

—¿¡Que!?— Lo mira con los ojos vidriosos.

Él está arrodillado en el pasillo con una sortija en su mano, apuntando hacia ella, quién aún no puede creer las luces que se ven en la costa de la playa formando las palabras. "Marry me"

—¿No me vas a responder?— Hace un puchero y una sonrisa encantadora se asoma entre sus labios.

Elena traga saliva. —¿Es para mí?— Titubea boquiabierta.

Theo sonríe inflando su pecho, completamente nervioso. —Si, cásate conmigo por favor.— Pide ronco.

Elena aprieta sus labios y las lágrimas comienzan a salir de sus ojos de forma completamente intensa. —Theo.— Balbucea entre risas.

Él traga saliva e infla su pecho temblando, muy aterrado por su respuesta.—Solo dame una respuesta, Elena, me estoy muriendo de miedo.— Traga saliva.

—¡¡Por supuesto que si!!— Suelta un pequeño grito lanzandose a sus brazos y Max, quien los acompaña, sonríe mirando su notebook.

—¡Estaba aterrado de cómo fuera a salir esto!— Admite envolviendola en sus brazos.

—Aun no puedo creer que hiciste todo esto para proponerme matrimonio.— Se seca las lágrimas y sonríe mirándolo, con sus manos apoyadas en sus hombros.

—Haria lo que fuera por formar una familia con vos, Elena, lo que fuera...— Admite colocando el anillo de compromiso en su dedo.

—Te amo, Theo, siempre diría que si.— Lo mira con una gigante sonrisa plasmada en su rostro.

—Te prometo que no dejaré que nunca más nadie te haga daño.— Las lágrimas se hacen presente en los ojos del morocho.

Elena niega con la cabeza y aprieta su mano, por más que desde fundirse en u abrazo con él, ya que el piloto les acaba de informar que aterrizaran en menos de cinco minutos.

—Con vos a mí lado, nada malo va a suceder, Theo.— Lo mira conmovida.

—Si hubiera tenido las pelotas suficientes hace mucho tiempo atrás, te hubiera propuesto exactamente lo mismo.— Besa su frente.

—Siempre fuiste vos.— Muerde su labio inferior. —Siempre.— Traga saliva.

Recuerda para ella misma la infinidad de veces en las que tenían que ir a aquel apartamento tan desagradable para ella para tener sexo con otros hombres que no conocía y que no volvería a ver nunca más en su vida.

Y lo único que hacía cuándo llegaba a aquella habitación era hacer una video llamada con él, y en caso de que eso no fuera posible, al menos enviarle algunos mensajes esperando que le respondiera al instante.

Siempre se había tratado de Theo, él le había echo compañía durante momentos muy duros en su vida y él seguía estando allí, y por sobre todas las cosas, Theo estaba amandola por más que ella tuviera que trabajar como prostituta.

—Esta vez haré bien las cosas y estaré mucho más atento a los detalles.— Acaricia su cabello.

Hace alusión al hecho de que ella no trabaja de eso, porqué lo deseaba y porque le gustaba, lo hacía porque estaba obligada.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora