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Cinco años después.

—¡Esto es maravilloso!— Exclama Adela con una gran sonrisa en su rostro.

Observa todo a su alrededor, desde el gran pino que se hace presente ante ellos, hasta los livings individuales para después del postre y la gran mesa que se extiende frente a ella.

Su sonrisa brilla aquella tarde tan fría. Y ella no puede estar tan feliz de que este de nuevo viendo uno de sus fiestas más favoritas del año.

—¿Es todo como lo deseabas, nena?— Pregunta con sus manos en su bolsillo y si impecable sonrisa.

Se ve tan elegante como siempre, pero aún no se cambió para el evento de la noche.

—Es más que eso, siempre logras todo lo que sueño... Jamás dejas de sorprenderme.— Sonríe emocionada por la persona que tiene al lado.

—Mi amor, te dije hace muchos años que te merecías el mundo.— Sonríe de costado coqueto.

Hay cosas que nunca cambian, y una de ellas es la manera que Demian tiene de mirar a Adela.

—Lo tengo, frente a mí.— Susurra ella besando sus labios.

—Todos estos años como mi esposa te estuviste contagiando de mí frases.— Muerde su labio inferior y no puede dejar de ocultar esa risita traviesa.

—¡Me alegra haber tomado tu lado poético y no el gusto por las armas!— Ambos bromean.

Demian la abraza y besa su frente. —¡Sos maravillosa, maravillosa de pies a cabezas!— Cierra los ojos dejando su cabeza apoyada en la de Adela.

—Siempre tan exagerado, señor Maloy.— Bromea coqueta.

—Era algo que no podía siquiera negar en aquellos años cuando te conocí, tu mente es casi tan excitante como todo tu cuerpo y vos misma.— Admite sonriente.

La castaña oculta su cabeza en su pecho y él sonríe acariciando su espalda, le encantaba coquetearle a su esposa y que a pesar de todos estos años juntos, y de la vida que han armado como pareja y como familia esa en este tipo de oportunidades seguía ruborizándose...

Y eso le parecía completamente encantador dejando al descubierto la maravillosa esencia que tenía su mujer.

—Volviendo al tema que nos completa y no me hace ser una esposa completamente colorada.— Bromea sacando la lengua. —Esto realmente es maravilloso y cada año te superas más dándome las mejores navidades.— Sonríe volviendo a observar como todo parece mágico.

Y eso también era... Quizás lo que tenía pasar una Navidad con los Maloy, incluso, la gente que era contratada para trabajar en esas fechas hablaba siempre maravillas de cómo eran atendidos y del ambiente tan festivo y familiar que se vivía en sus reuniones, a pesar de todas aquellas cosas, que siempre se solían hablar de Demian Maloy y que nunca han dejado de rumorearse.

 Nadie parecía molesto o incómodo con tener que firmar un contrato de confidencialidad al momento de trabajar para ellos, cómo el solía hacer con cada uno de sus empleados.

—Te ves tan adorable cuándo hablamos de navidad.— Acaricia su mejilla no queriendo separarse de ella.

—Es perfecto.— Muerde su labio inferior con una sonrisa.

La mesa de Navidad en la gran mansión Maloy se encuentra espléndida este año.

Y espera tener una gran concurrencia de invitados como todos los años, pero uno de sus dos hijos quedó en darles una noticia especial está noche, aprovechando la multitud unida en esta ocasión tan especial.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora