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—¡Dijiste que lo iba a poder ver!— Se queja ella.

Intentando acercarse a la puerta por la cuál el médico salió hace unos minutos y volvió entrar, diciéndole que lo estaban atendiendo haciendo lo más rápido posible para que él pudiera estabilizarse.

Sus signos vitales habían mejorado mucho, pero que no podían verlo por el momento...

Theo la frena con su cuerpo, pero no quiere ejercer presión en ella, es por eso que le cuesta un poco más, en esta oportunidad, mantenerla tranquila o calmada.

No le preocupa verdaderamente si están haciendo un espectáculo en la sala en la cuál se encuentran porque el piso había sido cerrado absolutamente y nada más que para ellos...

Pero si le preocupa la salud de la castaña...

—Te dije que lo iba a intentar.— Se queja y se lamenta inmediatamente por haberle respondido tan mal.

—¡Córrete!— Exclama.

—¡Ya lo vas a poder ver!— Le sonríe intentando recibir el mismo gesto por parte de ella pero eso no sucede.

—¡Voy a hacer que Elena te corte los testículos si no me dejas verlo!— Bufa.

—Necesito que la hagamos caso al médico nos relajemos un poco y esperemos a que él pueda recibir visitas.— Mira su reloj pulsera y suspira.

—¡No puedo esperar!— Demanda.

Theo suspira. —No hace ni treinta y cinco minutos que lo trajimos, Adela.— Suelta ofuscado.

Y parece que aquellas palabras hacen que ella se enfurezca aún más...

—¿No te das cuenta que ese número puede cambiar drásticamente la vida de un montón de personas?— Lo dice exaltada y con mucha dificultad para respirar.

Pero intenta mantenerse de pie con sus puños bien apretados pensando que lo único que necesita es ver a Demian...

—Lo se, Adela.— Sisea.

—Me prometió que los iba a traer a casa a todos juntos.— Baja la mirada y niega con la cabeza.

Aquellas palabras hacen que los custodios más cercanos a ellos también hagan el mismo gesto apenados...

Y que esa idea de familia que Demian siempre intenta inculcarles, ahora estuviera inculcada también en ella... Es por eso que no podían estar más preocupados por Adela, dado a que nunca la habían visto tan nerviosa y preocupada, a pesar de haberla visto cómo reaccionar con la muerte de Derek, pero esta vez, parecía estar actuando cómo si no fuera ella misma...

Y eso es lo que más los aterra a ellos...

—¡Tranquila!— Theo la abraza.

Adela llora en su pecho, mientras que Elena los mira con una mueca de pena... —No puedo.— Llora.

—Por favor, Adela, necesito que trabajes en tu respiración, y que no te sigas alterando.— Pide.

Gio, quien se encuentra algo herido, se acerca a ambos y le entrega un té con manzanilla a la castaña. —Toma algo, pecas.— Demanda.

Adela sigue aferrada a Theo. —Él está bien, tranquila, Adela, tenés que tomar algo para poder intentar relajarte, por favor.— Le recuerda.

Pero ella niega con la cabeza.

Theo lleva una mano a su cabello frustrado... Mirando a Gio quién niega con la cabeza.

—¡Tenes que tomarlo pecas, por el bebé!— Dice cabizbajo.

EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora