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—Siete...— Murmura pensativo mirando barbacoa...

Adela niega con la cabeza, apoyando en la tabla la rucula, el queso y los tomates. —¿Los otros que van a comer?— Cuestióna metiéndose en la dispensa para buscar unas latas de choclo...

—Les conté dos pollos para ellos, una bandeja de papas fritas y una de ensalada, así que hace dos por favor...— Explica.

Adela estira la cabeza mirándolo y asintiendo, volviéndose a meter en la búsqueda. —¿Vos estás bien? Estás algo eufórico y cómo qué estás haciendo muchas cosas a la vez.— Arruga su frente.

Theo sonríe. —Tengo demasiadas cosas en la cabeza, es sólo eso.— Sisea.

Adela vuelve a reincorporarse arrugando su entrecejo y no creyendo en absoluto sus palabras. —¿Personales también?— Aprieta sus labios.

Theo, vuelve a sonreír. —Hay alguien, qué no quiso venir conmigo, y qué probablemente por mis acciones y mí forma de vida este en peligro, pero no lo entiende, y eso me pone de mal humor, y es algo qué no puedo controlar.— Balbucea inflando su pecho.

Adela sonríe dulcemente.

Y pensar que lo había querido emparejar con su mejor amiga Luna, sintiéndose una completa tonta, al no haberse puesto en el lugar de Theo, pensando que podría llegar a tener una pareja y sabiendo perfectamente que desconocían de su vida, cómo, desconoce de la vida de cada uno de ellos.

—Lo siento.— Aprieta sus labios.

Él le hace una mueca restándole importancia, son demasiadas cosas las que tiene Adela en su vida, ahora mismo, cómo para qué Theo, comience a descargar todo lo que le ocurre para con Elena.

—Esta bien, sólo estoy algo ansioso, y molesto al mismo tiempo, y lamento que tengas que conocer esta faceta de mi, pero a veces es algo que me excede.— Explica alzando sus hombros. —Estar en esta especie de confinamiento y no poder irme, porque tengo que estar al lado de Demian, es algo que me altera los nervios.— Admite mordiendo su labio inferior.

Adela asiente. —En realidad, te pone de mal humor que ella no esté junto a vos ahora mismo.— Frunce sus labios.

Pegando, justamente en el clavo y diciendo completamente toda la verdad, cómo si se hubiera tomado el tiempo para leerle la mente.

Theo sonríe. —Es demasiado cabeza dura y no va a dar el brazo a torcer menos que menos cuándo cree que me expone.— Coloca sus ojos en blanco restándole importancia y no queriendo seguir indagando más en el tema.

Adela asiente, inflando su pecho y dándose cuenta de que probablemente es una conversación que lo pone y levemente incómodo, y que probablemente lo mejor es dejarla por el momento aquí.

—Podes contar conmigo para lo que necesites.— Aprieta sus labios.

Theo asiente, siendo inevitable que para sus adentros no se pusiera a pensar en cuánto es que había cambiado Adela de tan solo unos pocos días, con la compañía mucho más cercana de su mejor amigo para con ella y lo que estaba generando en la mismísima Adela, para que fuera tan amable y gentil con los problemas de los demás, teniendo en cuenta que ya tenía por demás problemas y que no era muy habitual de ser sociable con ellos.

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EL PROTECTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora