CAPÍTULO 36

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Mis ojos se cierran mientras estoy sentada. Tres malas noches, dos por tunos y una por estudiar. Definitivamente voy a dejar de cubrir a mis amigos en sus turnos. En el baño mojo mi rostro con agua fría para tratar de despertar. Acomodo mis cosas en mi casillero y encuentro un mensaje de Santiago diciéndome que no podrá venir a retirarme pero que lo hará Darío.

Las cosas entre nosotros dos no son exactamente lo mejor, pero lo llevamos bien. Salimos de vez en cuando hablamos de todo y de nada a la vez. Él no ha hecho ningún comentario sobre mi relación, por lo que se lo agradezco. Los únicos momentos incomodos son cuando él me mira tiernamente, cuando me acaricia por cualquier cosa. Muchas veces estuvo a punto de besarme, lo sé por la forma en que me veía. Pero aprecio que no lo haya hecho, porque no sé si hubiera sido capaz de detenerlo.

Amo a Josh, pero eso no quita que aun sienta algún tipo de cariño por él y sé que le hago daño, me duele hacerlo, no sé cómo compensarlo. Después de marcar mi tarjeta de salida me dirijo a la cafetería del hospital para encontrarme con él.

Apenas me ve sus ojos se iluminan y una punzada de culpa me azota. Me acerco lentamente a él  para saludarlo siendo recompensada por un beso en mi mejilla de su parte.

-Hola Hermosa. Te ves cansada.

-Gracias por el cumplido, dudo que me vea bien con estas ojeras.

-Pues las orejas en ti se ven maravillosas, solo por ello tal vez se pongan de moda. Lista para irnos?

-Claro, vamos – él me guía hacia la salida.

– Me preguntaba si quieres ir por un café conmigo.

La verdad no creo que tenga nada de malo, el café definitivamente me caerá de maravilla así que acepto. Él  toma mi bolso y envuelve su brazo alrededor de mis hombros. Me siento un poco incomoda pero cansada como para rehusarme.

-Sabes… -empieza a decirme – siento como que nada ha cambiado, que somos otra vez solo tú y yo… te extraño, quisiera poder estar contigo. Sé que eso no es posible pero tan solo necesito que sepas que no puedo dejar de quererte. Soy consciente de que eres feliz, y estoy satisfecho con ello. Lo único que me hace feliz es que tú lo seas. Solo quiero saber si aún sientes algo por mí, no importa si es algo pequeño, solo necesito saber si al menos tengo un espacio en tu corazón que sea solo mío.

-Darío, yo no sé qué decirte.

-No tiene nada que decirte Darío. Y  te agradecería mucho si dejaras de abrazarla- esa voz hizo que mi corazón se acelerara. Giramos para ver a Josh mirándonos con el ceño fruncido.

-Josh – con un grito corrí hacia él y me recibió con los brazos abiertos.

-Hola pequeña, no te pregunto si me extrañaste porque ya veo que lo hiciste.

-Debiste llamarme y decirme cuando llegabas.

-Quería darte una sorpresa – dijo besando mis labios.

-Pues sí que es una sorpresa – soltó Darío.

-Tú no te metas, es la última vez que te veo tan cerca de MI novia.

-Basta Josh – le di una mirada dura mientras me apartaba de él – Darío solo me llevaba a casa, no hizo nada malo así que compórtate con él.

-Si Josh, no entiendo el porqué de tus celos. Deberías estar seguro de que ella te quiere. Deja de ser inseguro.

-Darío – llamé su atención, lo conocía bien, quería hacer enojar a Josh.

-Lo siento Alex, es fácil hacer enojar a tu novio. Creo que me voy, nuestro café queda pendiente – con un asentimiento se fue hacia su auto. Me gire para enfrentar a Josh que me miraba ceñudo.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora