Todo se sentía tan irreal. No podía creer que ella era mía nuevamente. Solo mía, no debía compartirla con nadie.
Y me amaba. Lo había dicho. Ella había dicho que amaba.
Me amaba tanto que quería asegurarse de que yo pudiera ser feliz cuando ella... cuando ella se fuera. Pero ella no iba a morir, no lo iba a permitir. Sería su roca, sería su sostén mientras ella lucha por vivir, por mí,por nuestro amor.
Ahora sabía las verdaderas razones por las que ella me quería lejos, ahora sabía por que lo de nosotros siempre fue tan dificil. Todo me hace amarla aún más, dedicar mi vida por completo a su cuidado, a idolatrarle como se lo merece.
Ninguno le había dicho a nadie que ahora estabamos juntos. Quería gritarlo a los mil vientos pero lo mejor era ser prudente y avanzar paso a paso.
- ¿Sabes lo mucho que amo abrazarte de esta manera? - Ya la noche nos rodeaba y no me había separado en todo el día de ella. Nos habíamos acurrucado en su pequeña cama mientras conversábamos de un montón de cosas.
Las enfermeras iban y venían, nuestro cuadro debió parecerles conmovedor porque nadie mencionó que no debía tomarme esas atribuciones en un hospital.
- No deberías acostumbrarte, no creo que nos dejen repetir este día. - su mano acariciaba mi mentón. - Debieron notar lo feliz que soy ahora. No quieren quitarme eso aún...
La tristeza inundaba su alma, podía verlo en sus ojos. - No eres la única que está feliz. ¿Y sabes que es lo meor de todo? Que habrá muchas de estas ocasiones.
Sonrío tristemente. - Eso espero.
Mis manos se aventuraron por su cintura, quería estar totalmente en contacto con ella, quería que no nos separara ni un centímetro. Quería fundirme a su cuerpo. Correspodió a mi beso con la misma fuerza que yo imponía.
Estaba en el mismísimo cielo, pero, diablos si sentía que ardía.
- Deberíamos detenernos. - Murmuró tomando mi labio inferior entre sus dientes. Si seguía por este camino pronto tendría que echarle llave a la puerta.
- ¿Quieres que nos detengamos? - gemí en su cuello.
- No. No quiero, pero debemos. - sus voz se había convretido en gemidos, también.
Ninguno se detenía.
- JOSHUA. - la entridente voz de mi tía nos hizo saltar del susto. Practicamente caí de la cama. - No puedo creer esto. Están en un sitio público. Tú...- dijo apúntando a Alex con el dedo. - Tienes una intravenosa que está llenandose de sangre por tanto movimiento.
- Lo siento tía pero debes entendernos.
- ¿Qué debo entender? - dijo colocando sus manos en la cintura.
- Mira a esta chica. - dije señalándo a mi niña. - ¿Te das cuenta lo sexy que es? ¿cómo puedo resistir no tocarla? ¿Sabes la respuesta? No. No puedo apartar mis manos de ella, cada vez que la tengo cerca me caliento y me derrito como una helado en un día soleado. Lo admito, con ella soy un manojo de hormonas, y... donde reina hormona?
- No manda neurona. - respondió Alex completamente sonrojada pero con una gran sonrisa.
Mi tía no pudo evitar reírse. - Me alegra que estén juntos, chicos, pero que sea la última vez que deshonran este lugar.
Una gran sonrisa se formó en mi rostro. Alex leyó mi mente. - No lo digas.
- Oh sí. - respondí mirandola ponerse totalmente colorada. - Pues mi querida tía. Lo que acabas de presenciar no es nada comparado con las otras cosas que hemos hecho aquí. Asi que tu querido hospital ya ha sido "deshonrado".
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Un Enredado Amor (Josh Hutcherson) Editando
FanfictionUn Enredado Amor - Josh Hutcherson y tu :) Alex regresa de su viaje de estudio de los Estados Unidos a su país natal en Latinoamérica. Ella es experta en huir de sus problemas románticos y esta no es la excepción, pero a su regreso se dará cuenta qu...