CAPÍTULO 105

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La estoy viendo mirando a traves del cristal. Está pálida, está delgada y esta dormida. Agujas por todo su cuerpo; un gran tubo entra en su boca y se que gracias a él aun respira.

Se que está viva, el pitido de una de las máquinas me avisa que su corazón, aunque débil, sigue su marcha.

Si tan solo abriera sus ojos.

Extraño el brillo en ellos. Necesito saber que sigue ahí, que no se ha ido aún.

Todavía me persigue el miedo que me provocaron las palabras de médico. Ella entró en crisis. Convulsionó. Probablemente partes de su cerebro resultaron afectadas, era lo que mas temían.

Casi una semana después de eso aún sigue dormida, en un coma inducido por medicamentos. Temen que vuelva a empezar en un status epiléptico pero más temen que cuando deba abrir los ojos no lo haga porque pueda tener muerte cerebral.

Pero los estudios de hoy dijeron que hay signos de función cerebral y como el protocolo médico exige, empezaron a quitar la medicación.

Mi tía logró filtrarme aquí para verla. Parte de mí está aliviado de comprobar que aun esta viva, pero la otra parte daría lo que fuera por estar en su lugar.

- La Doctora Julianne quiere verlo. – No quería irme tan pronto, aunque aparentemente he estado parado aquí por mas de 2 horas, pero no quería tentar mi suerte , además, si mi tía me estaba buscando debía ser para algo importante.

Luego de dejar la ropa que me pidieron use para entrar en cuidados intensivos me dirigí a su consultorio. Toqué la puerta y la voz de mi tía me invitó a pasar.

Me detuvé sorprendido ante los rostros conocidos que me esperaban, pero él que más me desconcertó fue el de Darío. Su mirada estaba llena de preocupación, de dolor y rabia.

Llegó la hora de enfrentarlo.

El otro rostro pertenecía a la mamá de mi chica. No había pensado en volver a verle.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas y podía ver la preocupación endureciendo todo su rostro que alguna vez me recibió con una gran sonrisa.

 - Les pusé al tanto de todo. – Podía ententeder la rabia, él sabía que el bebé no era suyo.

Empezó a dirigirse a la puerta. Tendría que habar con él, despues de todo me metí en su relación, lo mínimo que merece es una respuesta.  Traté de ponerme en su camino. – Darío…

– No te atrevas a decirme nada, Josh. Eres la última persona a quien quiero ver. – Su mano sujetaba mi camisa. – Te pedí que te alejaras. Me dijiste que no interferirías. Mereces que saque toda la mierda de ti. Mereces que destrocé tu bonita cara…

– No es momento de peleas – la mamá de Alex tomó del brazo a Darío. Le dio una mirada suplicante logrando que me suelte. Cerró de un portazóla puerta a mi lado.

– Gracias. – murmuré mirando al piso. No era lo que esperaba pero ella envolvió sus brazos en mi cintura y empezó a sollozar. Me sentí tan aliviado de que no me odiara. Había engañado a su hija, había dañado la relación de ella y le había dejado embarazada a propósito, aunque ella no supiera de ello.

– Lo lamento. – dijo secandosé los ojos.  – Todos nos sentimos perdidos por lo que está pasando. Debes perdonar a Darío por reaccionar así, pero no es fácil perder a una persona de esa manera, mejor dicho, enterarte que perdiste sin darte cuenta.

– No es él único que se siente mal.

– Lo sé. Yo tengo miedo de mi hija pero tú… ustedes perdieron a su hijo… lo siento. Conozco el dolor de perder un hijo y… no quiero repetirlo.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora