CAPÍTULO 68

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- ¿Cómo quieres que reaccione, Alexandra? Me despierto hoy con la noticia de que MI novia fue a reencontrarse con su EXnovio. ¿Cómo piensas que me siento? – Darío gritó exasperado al otro lado de la línea.

Entendía su disgusto. En verdad.

El chisme se había regado rápidamente. Para el siguiente día una foto de Josh yendo hasta mi lugar detrás de la barra de seguridad y yo alejándome apareció en todos los noticieros de farándula. Los encabezados no ayudaron en absoluto. La noticia sobre el hecho de habíamos regresado o que yo fui a verlo arrepentida de haberlo dejado anteriormente. En algunas decían que yo había buscado esta ocasión para avisar a Josh sobre nuestro hijo que mantenía “oculto”.

Quería contarle a mi novio lo que había sucedido pero no pude contactarlo y cuando lo hice había obtenido toda su rabia y frustración.

- Lo siento ¿vale?

- ¿Lo sientes? Eso no soluciona nada. Si querías volver con él solo debiste decírmelo, Alex. – Suspiró y habló con voz más calmada - Yo solo quiero verte feliz aunque me duela tu decisión. En este momento siento que estoy perdiendo lo más valioso que tengo. Y me duele que no te hayas detenido a pensar en mí solo un instante. Hubiera querido que me digas lo que en verdad sentías. ¿sabes? Cuando dijiste que me amabas… pensé que por fin te había recuperado, que la vida me sonreía, que tendría todo lo que necesitaba. Me duele perderte.

- Darío, por favor escucha…- lo interrumpí. Él se quedó en silencio. Tomé una larga respiración y medité las palabras que diría. No podía perderlo por una estupidez – Te amo. Lo digo en serio. Sí, cometí un error pero te juro que lo hice porque no pude encontrar una excusa para no ir. No pensé que nos encontraríamos…

- Sabías que él estaba ahí. Era obvio que lo encontrarías – su tono exasperado me enfureció. Desde que empezamos a hablar solo he escuchado reclamos y cada vez que trataba de excusarme y hacerle entrar en razón él me debatía. Yo estaba disculpándome, abriéndole mi corazón y él solo estaba cegado por los celos y la rabia.

- Déjame terminar, maldita sea. – Grité – SI. Sabía que ahí estaría Josh, sabía que lo vería pero eso no significa NADA. Cree lo que quieras, ya me estoy cansando de esto. Cometí un error. No pensé que él me vería pero lo que importa aquí es que te quiero a ti. Él es cosa del pasado y si me pierdes no será porque me volví a encontrar con Josh si no por tu maldita actitud y tu maldita desconfianza a mis sentimientos.

Colgué. Estaba furiosa y herida.

Cuando sus constantes llamadas me acecharon apagué mi celular y me hice un ovillo y en mi cama.

Era verdad lo que le había dicho a Darío. Lo amaba. El ver a Josh no podía cambiar mis sentimientos. Él era parte de mi pasado, un pasado que odiaba y aunque no era distante todavía vivía en el dolor que Josh me causó. Y ese mismo pasado me estaba causando problemas ahora.

No podía amarlo todavía ¿verdad? Pensar en él solo me llenaba de malos sentimientos que no eran propios de mí.  Pero con Darío… con él todo era feliz. Me sentía segura, amada, segura. Sabía a qué atenerme con él, sabía que nunca me decepcionaría de nuevo. Ya no es el mismo adolescente hormonal que jugó con mi inexperiencia, ahora es un hombre decidido, luchador que daría lo que fuera pro verme feliz. Es todo lo que necesito.

Con Josh desde un inicio todo fue inesperado. Había puesto muchos anhelos y esperanzas en algo que sabía que iba a terminar mal. Pero fui ilusa y me arriesgué a pesar de que era consciente de lo que sucedería.

Pero ¿cómo le dices a tu corazón que está equivocado? ¿Cómo le explicas que la persona que lo hace despertar no es la adecuada?

Verlo de nuevo me hizo… no sé lo que me hizo. Sé que aún existe esa atracción. Es algo que quizás nunca se rompa o tal vez el tiempo lo logré. Pero solo es eso. Solo debía ser eso.

No iba a cambiar mi vida por la inestabilidad que Josh me ofrecía.

Ni siquiera sabía porque me estaba cuestionando la idea de tener a Josh nuevamente en mi vida. Era estúpido. Ambos hemos avanzado, nuestras vidas son diferentes, ya no hay forma de que vuelvan a colisionar ¿verdad?

Caí en un profundo sueño donde me rondaban hermosos ojos marrones rodeados de oscuras pestañas.

Sentía la luz filtrarse bajo mis párpados pero no quería abrirlos. Sentí un aroma familiar envolverme y ligeros toques por todo mi rostro. Fue cuando unos labios cayeron sobre los míos cuando abrí mis ojos para encontrarme con el rostro de mi novio.

Lo alejé de mí suavemente lo que provoco una mueca de dolor por su parte. Apoyé mi espalda en la cabecera de la cama y crucé mis brazos, debía recordar que estaba enfadada.

Él sentó en el borde de la cama y pude ver que sostenía una única rosa roja en sus manos. Nos quedamos en un incómodo silencio hasta que él hablo.

- Temí perderte. Tuve tanto miedo de que me dejarás por él. No desconfío de ningún otro pero no puedo ser indiferente a él. Fue la persona más importante en tu vida y aunque me duela aceptarlo es verdad. Cuando me enteré de que se reencontraron parte de mí se dio por vencida. No podía luchar contra él porque sería ir contra ti, contra tu felicidad y lo último que deseo en esta vida es quitarte las oportunidades de tener una vida plena – suspiro y continuó hablando sin apartar la vista dela rosa – Luego me dijiste lo que pasó y tenías mucha razón al decir que son mis inseguridades lo que te alejarían de mí. No él… soy estúpido y actué con el ser más deplorable por miedo. No es excusa pero no tengo otra. Y si todavía quieres estar conmigo te prometo no dejarme cegar otra vez de esta manera, porque ahora sé que me amas y yo te amo más que nada en esta vida y no cambiaría nada de lo que tenemos.

Todo el enfado que sentía se esfumó con sus argumentos. Cada palabra era la más pura verdad y si me ponía en sus zapatos yo habría actuado de la misma manera. – Si no me perdonas dedicaré cada segundo de mi vida en convencerte de lo estúpido que soy y lo enamorado que estoy de ti.

No tendría que esperar. No había nada que perdonar. Entendió mi mensaje cuando me estrechó más contra él en el apasionante beso que yo inicié.

Cuando entró en mí lo hizo lo más lento posible. A diferencia de nuestros últimos encuentros, donde las hormonas nos controlaban, disfrutamos cada instante de lo que teníamos. En medio de besos dulces y muchos “te amo” llegamos al éxtasis. Lo que sucedió, para bien o para mal, nos unió aún más. Ya no habría medio e inseguridades por fantasmas del pasado.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora