CAPÍTULO 49

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Estábamos viendo una película mientras almorzábamos, (cómo perder a un hombre en 10 días), le prometía a Alex que jamás llegaré a su casa con un perro.

Solo éramos ella y yo en la casa de mis abuelos. Ellos como siempre salieron de viaje, lo que a mí naturalmente me beneficia. Tener a mi novia para mi solito es un regalo, no es que no aprecie el hecho de que ella es querida por mis abuelos, pero siempre que ella está aquí ellos me la secuestran.

Ella empezó a lavar los platos cuando terminamos y yo limpie la mesa. Mientras ella terminaba, apagué la TV y fui en su busca. Envolví mis brazos en su cintura y empecé a depositar besitos en su cuello.

-Basta Josh, me haces cosquillas – con su mano me lanzó agua en la cara.

-Que graciosa. No me tientes a vengarme, porque tengo muchas ideas y no son sanas.

-Cómo te conozco me imagino que esas ideas tuyas tiene que ver conmigo sin ropa y en horizontal – ella sí que me conocía.

- Puede ser horizontal, pero deberías saber que hay muchas poses que podemos hacerlas parados – la toalla con la que se secaba las manos golpeo mi cara.

- ¡lo sabía! Eres un sucio, Hutcherson.

-Acepto mi culpa – me acerqué a ella y tomé su mano – vamos, quiero que escuches algo.

La lleve hacia el jardín trasero. Ella se recostó sobre la hamaca y yo en un banco junto a ella. Tome mi guitarra, me disponía a cantarle.- Me he dado cuenta que nunca te he dedicado una canción de esta manera. Solo tú y yo.

Ella se acercó y beso mi mejilla, luego se volvió a recostar.  Mis dedos empezaron a entonar mi guitarra y mi mirada no se apartó de sus preciosos ojos marrones. (Kiss me – Ed Sheeran: http://www.youtube.com/watch?v=YmQiJOaI3QI)

El dedicarnos canciones era algo muy significativo entre nosotros. Muchas veces hace falta de una melodía para decir ciertas cosas que no se pueden expresar solo con palabras. La música nos abre un mundo de posibilidades para decir lo que sentimos y hoy quiero decirle que la amo con todo mi corazón.

Unos rayos de sol se filtran entre las hojas del árbol que nos cubre y caen sobre su rostro formando figuras en su piel. Me pierdo en sus ojos marrones, siempre me ha encantado los grandes y expresivos que son. Todas las noches, es lo único que vive en mis sueños, esa mirada que de alguna manera me pertenece.

Mientras sigo cantando ella cierra sus ojos. Siento el irresistible impulso de lanzarme sobre ella y besar esa sonrisa de su cara, pero primero termino mis acordes. Las últimas notas surgen de mi guitarra y no sé porque siento timidez, como si mi alma se hubiera desnudado.

-Eso… fue hermoso, Josh. Gracias – su mirada soñadora me enloquece, así que me acerco y beso su mejilla – quisiera hacer lo mismo, pero nunca pude aprender a tocar la guitarra.

-Yo podría enseñarte – le ofrezco.

-Mmmm no creo que te convenga ofrecerte. Diego lo intento alguna vez pero en realidad soy un desastre.

Un ataque de celos me atravesó rápidamente, pero desapareció cuando me di cuenta que yo podría enseñarle y seria otra cosa de la que sentirme orgulloso, algo más que indique que soy parte de su vida.

Insistí para que me permitiera enseñarle, aunque se rehusó por un buen rato, terminó aceptando. Durante el siguiente par de horas impartí mis clases personalizadas de guitarra, algo que supuse que sea fácil pero luego de 2 horas, empecé a darme por vencido.

-Olvídalo, me doy por vencida, no quiero volver a tener una guitarra en mis manos.

-Lo lograrás – aunque pienso que le costará mucho – solo tienes que dedicarte, aprendiste los acordes rápidamente, solo tiene que dominar el rasgueo hasta que suene bien…

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora