CAPÍTULO 104

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- ¿Aún me amas? - ¿Cómo podía dudarlo, aún? La calidez y timidez de su voz me decía que no dudaba, solo que necesitaba oírlo.

- Eso nunca lo dudes.

– Entonces creo que lo que te gustará lo que te tengo que decir. – Iba a preguntar pero ella cortó la llamada. Por alguna razón algo en mi corazón me decía que tal vez llegó el momento en el que todo iría bien.

Me apresuré a conseguir una de sus flores favoritas. Mi corazón brincaba de entusiasmo mientras los minutos corrían, pero había una sensación helada, como un mal presentimiento que me rondaba.

Me senté a esperarla en una mesa junto a la ventana. No pude evitar sonreír al recordar cada gesto, cada risa, cada caricia. Ambos somos cobardes, ambos amamos escapar del mundo al nuestro en lugar de enfrentarnos a nuestros propios demonios.

Al inicio pensé que solo era ella la que evadía sus problemas pero me doy cuenta que yo le dejaba porque temía que al hacerlo ella finalmente la balanza no se incline a mi favor.

Recordar la forma en que la conocí,hasta ahora no me hago la idea de como pude ser tan idiota y haber sido un grosero con ella. Ese choqué con ella le provocó una contusión en su cabez, al mismo tiempo que golpeó mi corazón para que solo pueda latir a su ritmo.

Aun recuerdo nuestro primer beso mientras jugabamos twister. ¿Cómo olvidar cuando había admitido que había deseado que nuestros labios se encuentren? Son pequeños momentos que siempre atesoraré.

Observó mi reloj y veo que llega tarde. Espero que no me deje plantado porque eso sería destrozar completamente con el punta pie final. Pero se qué no haría, lo escuché en su voz, en la esperanza que envolvía su pregunta sobre si aún la amaba.

Ella llegará.

La gente a mi alrededor empezó a asomarse a la ventana murmurando. Me fijé en lo que veían y noté una ambulancia estacionada, paramédicos apartando a los transeúntes. Esa sensación helada de posó en mi corazón haciendome entender que algo iba relamente mal, haciendome entrar en desesperación.

Salí de la heladería corriendo hacia donde estaba la multitud. Me abrí paso de alguna manera y me encontré con la imagen más espantosa.

Ella.

La dueña de mi corazón sobre la camilla, con los paramédicos a su lado ajustando correas, examinándola. Mi mirada fue al suelo donde se había estado y pude ver una pequeña mancha de sangre. Volví mi miarada a ella, sus labios estaba morados con un ligero rastro de sangre, debía costarle respirar au inconsciente porque rápidamente le colocaron una mascarilla de oxígeno.

La alejaban de mí y eso me hizo reaccionar. Grité su nombre y corrí hacia ella.

– ¿Eres un familiar? – me preguntó un paramédico.

– Ella… es, ella es mi mujer. – Quizás no tenía derecho de llamarla así pero mi corazón y mi alma fueron los que respondieron.

– Entonces suba. – me ayudaron acomodarme a un lado y colocarme un cinturón mientras la ambulancia arrancaba y los médicos le atendían. Uno de ellos estaba comunicándo el estado de Alex al hospital donde nos dirigíamos avisándo su estado.

Traté de entender lo que decía. – Paciente femenino en síncope con disnea, cianosis, taquipnea, taquicardia, aparente hemoptisis y su temperatura de 38.5°C. Presenta estertores crepitantes diseminados por ambos campos pulmonares, presión de oxígeno de 50 mmHg, Presión CO2 de 35mmHg. Diagnóstico presuntivo Tromboembolia Pulmonar. Estamos administrando oxígeno y canalizando vía venosa periférica. Solicitamos ingreso en cuidados intensivos, TAC y preparación para cirugía menor de adminsitración de cateter central de confirmarse diagnóstico.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora