CAPÍTULO 40

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-Hola hermosa – la voz de Darío me saca de mi sueño en el auto de Santy. En lugar de haber dormido anoche, pase en internet para ver la premier de Catching Fire y poder ver a mi novio. Muchos le preguntaron por nuestra relación, sobre los videos que misteriosamente llegaron a las redes de Josh dedicándome una canción en la boda de mi hermano igualmente mi propio video con mi canción. No me gustaron los comentarios que decía que yo usaba la fama de mi novio para lanzarme de cantante; esa no era mi idea, esa nunca he querido ser famosa y mucho menos estoy interesada en la fama de mi novio. También había fotos de nosotros, fotos privadas que solo Josh y yo poseíamos.

Traté de hacer que no me importe, pero la verdad es que si me molestaba el no tener mis propios recuerdos y que estén en la boca de todos.

-¿Alex? Tierra llamando a la luna – Darío me saca de mi ensoñación cuando chasquea los dedos e mi frente.

-Perdón, me perdí en mis pensamientos.

-Un millón de dólares por saber en qué piensas – dice acomodándose a mi lado en el asiento de atrás.

-No es nada.

-Vamos Alex. Somos amigos. Confía en mí- y lo hice, le conté todo sobre la prensa. Por los acosos, por las fotos de nosotros, muchas que solo las teníamos Josh y yo. Ya no puedo salir de mi casa en paz con amigos porque al siguiente día hay una noticia de que engaño a Josh o cualquier mentira más – Hermosa, cuando te hiciste novia de Josh sabías que cosas así pasarían. Pero no debe importarte lo que digan de ti. Los que te queremos sabemos que cosas son ciertas y cuáles no. En cuanto a sus fotos privadas, puede que Josh las publique, no quiero hablar mal de él, pero desde que ustedes empezaron su popularidad ha subido mucho.

-Josh es incapaz de hacer eso, él sabe que odio la prensa. No pudo hacer eso.

-Yo solo decía. Mejor trata de no afligirte y vamos por un café. Luego te llevaré al médico. Tu mamá me pidió que te lo recuerde y me parece muy mal que olvides algo tan importante como tu salud.

-No tú también, no quiero regaños – le digo haciendo un puchero.

-Nada de es señorita, tu salud es muy importante. Tú sobre todas las personas debe estar pendiente de ir al médico. – le sonreí y partimos hacia una cafetería. Luego de nuestro café me acompaño al médico que hizo todos los exámenes que correspondían. Por suerte ahora solo era una revisión cada 6 meses. En algún momento llegue a odiar ser una paciente.

Así pasaron los días. La navidad llego en un abrir y cerrar de ojos. Darío me acompaño a hacer las compras de navidad. Últimamente pasábamos más tiempo juntos. Era inevitable, después de todo alguna vez fuimos amigos, no era algo que podía tapar con un dedo.

La navidad fue muy bonita. Noche buena con mi familia y amigos. Por supuesto con una llamada de mi novio. Me hizo llegar un pequeño regalo con su abuelo. Fue un hermoso perro peluche que abrazaba una almohada donde la foto de nosotros dos, que nos tomamos en la boda de mi hermano y usamos de perfil en las redes sociales, estaba pintada.

Amo sus detalles. Amo que recuerde esas pequeñas cosas que vivimos. Lo que más extraño de él son precisamente los detalles que suelen pasar desapercibidos. Como aprieta mi mano cuando esta tenso. Como levanta sus cejas cuando piensa algo sucio. Como pasa sus dedos por su cabello cuando esta frustrado. Sus pucheros absurdos cuando trata de convencerme de algo. Son esas las cosas que más me hacen añorarle.

La navidad vino y se fue. Hoy era año viejo. Mi familia y la familia de mis amigos asistimos al centro de la ciudad, donde veremos un espectáculo de fuegos artificiales cuando el nuevo año empiece.

Nos encontramos con Fer, Santy, Darío, mis primos y primas. Todos hablamos de muchas cosas, reíamos, aún faltaban casi 4 horas para la media noche.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora