CAPÍTULO 115 - Parte 1

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- Es hermoso. Mucho mejor que todas esas fotos. – No podía dejar de ver las luces alrededor de la Torre Eiffel. Desde nuestra habitación la vista era maravillosa.

- No tan hermoso como tú. – No había notado que Josh había salido de la ducha. Apenas habíamos llegado al hotel.

- No puedo esperar para recorrer todo.

- Me encanta cuando estás así de emocionada. – Estampé mis labios con los suyos en un ávido beso que no dudó en responder.

- A mí me encantas tú.

Un montón de besos después nos dispusimos a comer la cena que pedimos. - ¿Quieres que vayamos a algún lugar esta noche?

- La verdad estoy tan cansada que no disfrutaría del paseo. ¿Te parece si dormimos?

- Lo que tu prefieras. – me sirvió una copa de vino tinto.

- Estás planeando algo. – Aseguré. Josh estaba demasiado condescendiente y eso solía pasar cuando se sentía culpable.

- Nada de eso… solo tenía ganas de salir, pero estás cansada…

- Si quieres salir puedes hacerlo. Estaré bien, pequeño.

- No sería lo mismo sin ti. – Me moví de mi lugar para sentarme en su regazo y abrazarlo.

- Quiero que te diviertas, Josh. No todo el tiempo estaremos juntos, además no tiene nada de malo que cada uno haga cosas por su lado. – Besé su nariz. – Ve, toma una copa en el bar, juega en el casino, haz lo que desees. Solo regresa pronto para que descanses porque mañana serás solo mío.

- Soy tuyo en todo momento, aunque me encuentre lejos. – Sus manos empezaron a jugar por todas partes de mi cuerpo. Una oleada de deseo empezó a invadir mi cuerpo, sentía como cada una de mis células despertaba anhelando su toque.

- Estás torturándome, Josh. – Mi voz sobre sus labios eran un gemido.

- No tanto como me tortura tenerte cerca y no poder tocarte como quisiera. - ¿Alguna vez hablé sobre mi obsesión con sus manos? ¡Oh, Sus manos! Eran tan grandes y gruesas que no me imaginaba como hacía para que se sientiesen tan delicadas sobre mi piel.

- Es hora de que te vayas. – No quería apartarlo pero era más frustrante cuando llegabamos más lejos y teníamos que parar.

- Si así lo prefieres. – Me levanté de su regazo dándole espacio para que se alistará, al mismo tiempo me preparé para ir a la cama. – Duerme bien, amor mío.

Con un beso en los labios y uno en la frente lo vi salir de la habitación. Debía estar muy cansada porque me dormí inmediatamente.

Desperté con la luz del sol que iluminaba la habitación. Estiré mi brazo y me encontré con el otro lado de la cama vacío. Josh no había llegado y me empezaba a preocupar.

Busqué una bata y me la coloqué dispuesta a ir en su busca. Justo cuando tomé el pomo de la puerta, está se abrió dando paso a Josh. Me tomó un momento analizarlo y notar que en realidad parecía muy descansado para que supuestamente haya pasado toda una noche de juerga. Cuando Josh no dormía lo suficiente solía tener una ojeras tremendas.

- ¿A dónde vas tan apresurada? – preguntó acerándose a mi. Di un paso atrás instintivamente. Alguien me debía una explicación. – Oh, vamos. No te enfades. Me encontré con unos conocidos y perdí el sentido del tiempo.

- ¿Y no pudiste llamarme? – Pusé mis manos en sus caderas. Su mirada cayó en mi cuerpo, un toque de lujuria brilló.

– Te ves tan sexy cuanto te enfadas. – Nuevamente empezó a acercarse a mi y me vi obligada a retroceder hasta que me encontré con la cama.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora