CAPÍTULO 99

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- ¿Sabes que te ves hermosa?- ronroneé detrás de ella. Lucía un delgado vestido de playa que deja ver su trae de baño por ser levemente tranaparente.

Cuando bajé a desayunar, lo primero que vi fue su figura sirviendose un poco de fruta. Simplement no resistí envolver mis brazos a su cintura y susurrarle. – Bueno gracias, pero agradecería que no te tomes estas atribuciones conmigo.

Me molestó su actitud y mi muy posesivo yo, la abrazó mas fuerte y besó su cuello. – No entiendo porque, si lo único que quiero es consentirte.

- Vaya, gracias por tu consideración – dijo mientras se desplazaba por un poco de jugo – Pero realmente no es necesario y estás atrayendo mucha atención sobre nosotros.

- No me importa. – pues era la verdad, no me interesaba lo que otros digan.

- A mi sí, Joshua. – de alguna manera se escabuyó de mis brazos y se acomodó con su bandeja para servirse su desayuno.

Me serví mi desayuno y me senté a su lado. – Te extrañé anoche.

Una sonrisa quería tirar del borde de sus labios. – Vaya eso es novedad.

- No lo creo. No te imaginas como deseé que vinieras a mi habitación y poder estrenar esa gran cama. Quería pobrar nuevas… formas de hacerte mía.

- Si mal no recuerdo, nuestra aventurita terminó.

Mi mano se aventuró en su muslo y subí acariciando la cara interna de su muslo. Sostuvo los cubiertos con fuerza tratando de reprimir un gemido. Conocía tan bien su cuerpo que sabía como provocarla. - ¿Vendrás conmigo esta noche? – mordí él lóbulo de su oreja.

- Tal vez…- gimió llevando su rostro al mío para fundirnos en un descarado beso.

Nuestras lenguas se encontraron en su ya conocida lucha por el dominio y mis manos ya estaban en sus caderas apretandola contra mí.

- Vamos chicos, dejen los espectáculos para otro momento. – la risa de Ryan Collins nos separó.- Pero no pongan esas caras. Yo tambien se lo que es ser joven y estar enamorado. ¿Les importa si me siento con ustedes?

Alex estaba completamente avergonzada pero Collins logró disipar esa tensión mientras nos ponía al día sobre todo lo que tendríamos que hacer. Cada uno se retiró para prepararse para el almuerzo ejecutivo donde mi chica tendría que dar un presentación sobre los programas y las formas de participación en la fundación esperando tener apoyo de estos grandes empresarios.

Ver la forma en que se desenvolvía ante todos, como se concentraba para exponer sus ideas correctamente y la forma en que medía sus palabras para responder ante cualquier duda de alguna manera me pusó caliente. Esta chica podía ponerme caliente con culauqier cosa que ella hiciera.

Varios de ellos estuvieron interesados y les repartí a cada uno una copia de todos los documentos para que puedan analizarlos con sus asesores. Ellos estarían en esta convención de hoteleros por unos días más y al final de esta nos darían su respuesta mientras nosotros.

Por la tarde decidimos pasear por Malé. Era una isla muy pequeña, solo tenía 4 barrios a parte del aeropuerto, centro comercial y la cadena de hoteles. Las demas islas estaban llenas de cadenas de hoteles, cada una a su estilo, incluso algunas islas estaban completamente deshabitadas.

Mientras hacíamos fila para comprar entradas para el Museo Nacional tomé sus manos entrelazando nuestros dedos y para mi sorpresa ella no los alejó. Pasear con ella de esta manera, como si fueramos una pareja normal en un día de paseo, se sentía tan familiar, tan normal y cálido como todas las veces en que nos olvidabamos del mundo y solo existimos nosotros.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora