CAPÍTULO 33

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Hoy era un día perfecto, obviando la pelea con mi novia, pero la reconciliación fue exquisita; hasta que estas chicas se atravesaron. Mi novia había ido al baño mientras yo firmaba autógrafos y posaba para fotos con estas chicas.

-Si yo fuera tu novia, no te dejaría tan solito- comento una de las rubias, que por cierto traía una blusa muy escotada y me daba la impresión de que trataba de provocarme.

-No me dejo solo, solo fue al baño – le respondí tratando de que no me clave sus uñas rojas en mi cuello.

-Pues yo no te perdería de vista – dijo acercándose a mí, envolviendo sus brazos en mi cuello – te cuidaría por lo que otras chicas pudieran hacerte, dejara en claro que eres mío – me susurraba en el oído – solo mío.

No me dio tiempo para responder cuando sus labios estuvieron sobre los míos. Su acto me tomo por sorpresa y tarde unos instantes en reaccionar y alejarla de mí. Su sonrisa de coqueta me lleno de ira.

No tenía palabras, pero si tenía un mal presentimiento, cuando vi a la rubia intentar besarme de nuevo la sostuve por lo brazos, busque con la mirada a mi novia y la encontré fuera de la heladería con una mirada de dolor. Mi cuerpo reaccionó y empecé a ir tras ella, no podía permitir que tuviera una idea errónea de lo que paso. Cuando avanzaba hacia la salida la rubia se atravesó en mi camino.

-Tan pronto te vas mi amor – dijo poniendo su dedo en mi pecho – puedes llevarme a donde quieras si deseas otra probadita de mí – su comentario me dio asco, así que aparte su mano y trate de avanzar, pero siguió atravesándose.

-Te juro que si no fueras mujer  te partiría la cara – y la aparte violentamente. Cuando salí a la calle no encontré a Alex.

Mi cuerpo empezó a temblar por el sentimiento de impotencia. No puedo creer que esto esté pasando, no puedo perderla de esta manera tan estúpida. Necesito encontrarla, necesito que me escuche, necesito que confíe en mí.

Llamo a su celular que me envía a buzón de mensajes, quiero buscarla pero no tengo idea de en qué dirección empezar. Mi mente se nubla, la desesperación no me deja pensar, no sé qué diablos hacer, ni a quien llamar. Decido ir por mi auto y buscarla en su casa.

Cuando llego allí en un record de tiempo, espero no tener multas de tránsito, me doy cuenta que la casa está vacía. Los padres de Alex aún deben estar trabajando y ella o debe estar adentro y no me quiere abrir, o aún no llega a casa, si mi suerte es así de buena podre esperarla hasta que llegue y antes de que, conociendo su carácter, me cierre la puerta en mi cara.

La oscuridad de la noche cae a  mí alrededor y mi desesperación también va en aumento, sofocándome, haciendo que mi corazón se acelera y se detenga al mismo tiempo. Eso sucede cuando tengo miedo, y en este caso perderla es mi peor pesadilla.

Siempre que pienso en ella junto a mí y un “para siempre” no puedo evitar sentir que es todo lo que necesito. Amo actuar, amo mi vida, amo a mi familia, pero desde que la conocí siento que encontré una parte de mí, que no sabía que faltaba, pero que siempre fue necesaria; tan necesaria que ya no puedo vivir sin ella.

Ella es todo para mí. Mil veces me maldigo por ser tan cobarde y no decirle que la amo con todo mi ser. Este miedo que siento a que ella no sienta lo mismo no me deja de perseguir, tengo terror de que si le digo lo que siento se asuste y me deje; moriría sin duda, prefiero tenerla de cualquier manera que no tenerla en absoluto.

Incluso si ella hubiera elegido a Darío, me conformaría con su amistad siempre y cuando me pertenezca de alguna manera, y por lo mismo no puedo perderla de esta estúpida manera.

Miro 2 figuras acercarse hacia la casa. Se detienen al notar la presencia de mi auto. Mi corazón late desbocado y sé que es ella. Está con alguien a su lado, mis celos empiezan a calentar mi sangre cuando pienso que puede ser Darío. Ella no pudo haber acudido a él cuando tenemos problemas. Mis manos se vuelven puños, pero me relajo cuando me doy cuenta que es Santiago. Ellos caminan rápidamente hacia la entrada de la casa de mi novia. Salgo a su encuentro rápidamente cerrando con fuerza la puerta del auto.

Un Enredado Amor  (Josh Hutcherson) EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora