Una oferta de trabajo lleva a Demi Hamilton a tierras árabes, sin saber que todo era un plan para secuestrarla con la intención de hacerle cumplir un compromiso pautado entre tres familias poderosas con el fin de salvaguardar sus intereses económico...
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Al dia siguiente Raisha cuando le conto a Hadiya, esta la reprendió duramente:
- No puedes salir con el, es un completo desconocido.- le aconsejo su sabia y centrada amiga.
- Y como lo conoceré sino salgo con el.- refuto ella haciendo un puchero.
Estaban bajo la sombra de un árbol, en el receso de sus clases.
- Raisha no quiero ser aguafiestas pero me preocupo por ti, tus hermanos no estarían de acuerdo si supieran te enviarían de regreso a Sharja.- le recordó Hadiya.
- Pero no lo sabran, Hadiya, se que soy algo imprudente y muy lanzada, pero de eso se trata la vida de disfrutar, de hacer lo que quieres sin restricciones, que nada te impida ser feliz.
- Eso puedes decir tu que tienes unos hermanos hasta cierto punto comprensivos, pero sabes que yo estoy destinada a casarme con un hombre que no amo, porque fue un compromiso establecido.- su voz era dolida.
- Mientras mi hermano sufrirá por ti, ya te lo he dicho no te cases, si lo haces, si lastimas a mi hermano yo tampoco te lo perdonare.
Hadiya prefirió callar, no quería que una brecha se abriera entre su amiga y ella, aunque llegaría el momento que ciertamente el la odiaría y Raisha su única amiga también. Pero no no podía ir contra lo que estaba destinado.
A las cinco Raisha se arreglo con esmero, esperando a ver que iba a pasar, si ciertamente el misterioso arabe lograría que la dejaran salir, ¿acaso el tenia tanta influencia?.
Alas cinco exactamente fue llamada a la Direccion y ahí la Directora le informo.
- Raisha abajo te esta esperando el chofer que vino a llevarla con su Primo.
¡Su primo!, asi que eso se invento, pero aun así fue tan fácil para el que el creyeran, raro pero lo que importaba era que iba verlo de nuevo.
- Gracias Miss Dupont.
Estaba muy nerviosa cuando se monto en el auto, dándose cuenta que había actuado muy impulsivamente y si estaba cayendo en alguna trampa, quien le aseguraba que ese hombre tuviera buenas intenciones con ella, pero su corazón no paraba de latir por el deseo de verlo y había algo en su mirada que le hacia confiar ciegamente.
Llegaron aun restaurant lujoso, al entrar lo que la sorprendió es ver que estaba solo.
Fue guiada por un camarero muy diligente a una mesa donde ya estaba el, con un traje azul acero de Oscar de la Renta que le sentaba de maravilla, era un hombre muy atractivo y esa sonrisa era cautivadora.
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