CAPITULO 38 ERES MIA

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Hessa miraba a través de la ventana caer la fuerte lluvia y se extasió en ella.

Siempre le gusto la lluvia, y poco a poco los recuerdos de momentos de su niñez venían.

Momentos compartidos con su padre y su madre, con Hadiya y con Khokum y ahora de pronto vino a su memoria ese rostro de un jovencito muy guapo de 12 años, que estaba con un señor mayor, cabello canoso pero de mirada dulce y le hacia una pregunta.

- Cual eliges.

El había mirado a las dos niñas, a Hadiya primero, luego a ella, quien a diferencia de su hermana que era muy tímida, ella le sostuvo al mirada.

- Ella, la elijo a ella- indico señalándola

Hessa volvió a la realidad y su corazón se lleno de una gran emoción al entender lo que había sucedido.

Khaled llego hasta ella y la abrazo por la espalda, adhiriendo su cuerpo al de el. Esa sensación placentera de sentir su cercanía, su fuerte pecho contra su espalda y su respiración sobre su cuello, ese casto beso que dejo en su hombro, la estaba haciendo perder la cordura y tal vez ya era el momento de aceptar que deseaba  la consumación de su amor, el había dicho que le tocaría decirle cuando estuviera lista y ya lo estaba, ya no tenia dudas de ningún tipo.

- Me elegiste a mi.- confirmo aquello que había llenado su corazón de felicidad.

El la hizo darse una vuelta para ahora mirarla dulcemente a los ojos

- Lo recordaste.- inquirió también con emoción.

- Los recuerdos vienen de pronto.

- ¿Sabes porque te elegí?- le pregunto.

- Iluminame Khaled Bashim- bromeo, feliz, radiante, completamente enamorada.

El rio de buena gana. Sin duda Hessa le daba alegría a su corazón.

El aparto un cabello de su rostro, beso sus labios, un beso corto y suave, dulce y amoroso.

- Me sostuviste la mirada diría que aun a tu corta edad era desafiante, siempre tuviste un gran carácter Hessa y lo demostraste una vez mas con lo de Nadinia.

Ella ahora paso su mano por su áspera mejilla y noto algo.

- Khaled estas caliente, te sientes mal.

- Debo haber agarrado un virus.- dijo indiferente.

- Vamos a la habitación, te daré analgésicos y te preparare una infusión de limón con canela.

- ¿Me cuidaras?.- le pregunto conmovido atrapándola con sus brazos.

- Soy tu esposa- señalo con amor.

- Me encanta oír eso y también me gustaría pronto llamarte mi mujer con toda propiedad.- añadió con picardía.

- Y sabes que, pudo ser esta noche- le rebelo y al ver la cara de poema de el aclaro- pero primero debes mejorarte.

- No me siento tan mal realmente- se apresuro a decir y ella vio el deseo en los ojos de el.

- Khaled, dejame cuidarte- le pidió sosteniendo su bello rostro entre sus manos, sintiendo esa barba crecida.

Maravillado pego su frente a la de ella, sus miradas perdida en las del otro.

-Te amo Hessa, nunca lo dudes.- confeso ya que esa era su unica y gran verdad.

- Yo te amo a ti Khaled Bashim Yaman.- el la abrazo fuerte contra su cuerpo para sentir ambos sus corazones latiendo al unisono.

Finalmente habían sincerados sus corazones, y vivirían su amor a intensidad.

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