Femir (No hay Emir sin Feriha)

144) ¡Ay no!

Ambas parejas dormían plácidamente tras una noche en la que ellos habían hecho el amor de muchas maneras: con calma, con urgencia, con ternura, con pasión.

Las parejas de tortolitos se despertaron casi a la hora del almuerzo, las chicas se morían de vergüenza mientras los chicos se divertían con la situación.

Feriha: no lo puedo creer Emir, ¿qué pensarán de nosotros?
Emir: que ambos nos amamos y lo hicimos demasiado - señaló mientras una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro calmado.
Feriha: Emirrrr - dijo en tono de reproche - ya me imagino a la gente, qué vergüenza.
Emir: ¿segura que no está exagerando un poquito? - la joven miró sorprendida a su esposo.
Feriha: oh, no te hagas el inocente, nosotros somos los nuevos dueños de este hotel, ¿sinceramente crees que no se darán cuenta de que nos perdimos el desayuno?
Emir: cálmate, corazón.
Feriha: vamos apresúrate o la hora del almuerzo va a terminar - dijo yendo al baño.
Emir: ralajate todavía hay tiempo - le gritó él cuando ella iba hacia el baño. 

Cuando el guapo oyó el ruido de la regadera, no pudo resistirse, entró a la sala de baño y abrió la cortina de la regadera, haciendo que la joven soltara un grito.
Feriha: ¡Emir, qué susto me has dado!, ¿qué haces aquí? - él la miraba con un deseo y un hambre salvajes y ella se estremeció y se apresuró a decir: - no, por favor, no me conteste, no lo hagas, no podemos ahora - murmuró la última parte más para sí misma, pero sin darse cuenta de lo que hacía, se humedeció los labios de una manera tan inocentemente provocativa que el joven no pudo resistirse y se apropió de su boca.
Emir: ¿por qué?, no puedes resistirte, ¿estoy en lo correcto? - le murmuró sin dejar de besarle los labios, mientras las manos de ambos buscaron caricias más intensas e íntimas, ella logró susurrar:

Feriha: bueno, um... su-supongo que tienes razón - tartamudeó sin darse cuenta de lo que decía y el joven esposo sonrió al ver que miraba hacia abajo mordiéndose el labio inferior.
Emir: eres tan preciosa - murmuró, sin soltarla, la besó profundamente y cuando él la levantó del suelo, ella le rodeó la cintura con las piernas, entrelazando los tobillos.

Nihal: Sarrrrp, ¿qué pensará la gente de nosotros ahora?
Sarp: no te preocupes, mi amor - susurró mirándola con ojos de falsa inocencia y le dedicó una amplia sonrisa.
Nihal: oye, somos los nuevos propietarios, mire la hora que es ya pues, ¿crees que los empleados no tienen curiosidad sobre nosotros? - preguntó con obviedad.
Sarp: mi amor, ¡cálmate, por favor!, al fin y al cabo estamos casados y eres mi esposa.
Nihal: apurémonos, tenemos que arreglarnos, ya sabes... después del almuerzo tenemos una junta con el gerente.
Sarp: tenemos tiempo aún antes del almuerzo - le dijo con un tono jugeton.
Nihal: noooo.
Sarp: oh, sí - susurró entornando los ojos y dirigiéndole una mirada cautivadora.
Nihal: no, no podemos retrasarnos.
Sarp: ¿estás segura? - preguntó con los fijos en su boca.