Femir (No hay Emir sin Feriha)

152) ¿Y ahora qué hacemos?

Feriha: es Maral - susurró con el ceño fruncido mientras se escucharon unos suaves golpes en la puerta.

Maral: ¡papá!

Emir: ya voy hija mía - gritó mientras ambos se levantaban de la cama.

Feriha: vístete rápido.
Emir: ya voy, recoge tu bata.
Susurraron al unísono mientras se oía los insistentes golpes.

Emir: hija, sólo un segundo - dijo mientras se ponía los pantalones.
Feriha: ¡lista!, por mí ya puedes abrir - susurró mientras se ponía la bata.

Con un suspiro, Emir se dirigió hacia la puerta.

Emir: ¡ya voy! - susurró terminado de ponerse la camisa mientras se acercaba a la puerta.

Maral: lo siento papá, ¿te desperté? - inquirió poniendo una carita tierna.

Emir: hey, se suponía que estabas durmiendo - susurró con voz dulce a su hija, evadiéndose.

Maral: me desperté con sed y...
Emir: ¿pasó algo?
Maral: rompí el vaso sin querer.
Feriha: ¡hija!... ¿qué? - inquirió, asomándose a la puerta.
Emir: ¿estás bien?, ¿te lastimaste? - preguntó él agachándose preocupado.
Maral: estoy bien, no se preocupen - se apresuró en decir.

Ambos respiraron aliviados y entonces la pequeña se percató de algo.

Maral: ¿por qué no están usando pijamas? - preguntó y los miró con suspicacia arqueando una ceja.

Emir se espantó, no esperaba que su hija hiciera esa pregunta, cómo podría explicarlo a su princesita, miró a su esposa como pidiendo ayuda, pero Ferriha tampoco sabía qué decir.

Feriha: cariño, debes volver a dormir - susurró mientras acercó el rostro a la carita de su hija y depositó unos cuantos besos tiernos sobre sus mejillas - oye, voy a limpiar y tú vete a la cama, ¿de acuerdo, princesa?
Emir: bien, has oído a tu mamá, cariño, vámonos - susurró aliviado, su esposa siempre sabía manejar las preguntas de su hija.
Maral: está bien, mamá, ahorita mismo y siento molestarte a estas horas - se disculpó y depositó tiernos besos en sus mejillas.
Feriha: tranquila princesa, estas cosas pasan - susurró en tono comprensivo.
Emir: vamos princesa - dijo cogiendo en brazos a su hija.
Maral: papi, cuéntame aquello de cuando conociste a mamá - susurró mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuello.
Emir: hija, no olvides de que es hora de dormir.
Maral: ¡es que es mi historia favorita, papi!
Emir: pues muy bien, mi pequeña, relájate y pon mucha atención - susurró con una sonrisa enigmática pasando por su rostro mientras miraba a los ojos de su esposa - un día el chico más apuesto y popular de la escuela conoció a la chica más guapa y enojada - dijo con cara inocente intentando reprimir una carcajada mientras su esposa lo fulminó con la mirada.
Feriha: ¡Emir! - regañó la hermosa dama indignada.

¡Cómo su esposo podría decir semejante cosa a su hija!

Emir: mi amor, no te enojes - dijo mientras le guiñó un ojo y le sonrió de manera sugerente.
Feriha: una broma más como esa y te quedarás sin besitos - amenazó bromeando.

Maral, mientras tanto, no podía dejar de sonreír ante sus padres, estaban bromeando y era evidente que los dos lo estaban disfrutando.

Emir: bien, veamos, ah sí, había una vez una linda chica que soñaba con tener al chico de sus sueños... guapo, cariñoso, atento, especial, caballero, amable, inteligente, encantador... - lo decía mientras acentuó aún más su sonrisa.
Feriha: ¿se te olvidó algo, mi amor? -preguntó irónica.
Emir: bien, la bella chica conoció al chico de sus sueños y él se enamoró perdidamente de ella - dijo con una mirada penetrante y la joven de hermosos ojos verdes le esbozó una pequeña sonrisa.
Maral: están muy enamorados, ¿cierto? - susurró mientras una expresión muy tierna se manifestó en su carita.
Emir y Feriha: demasiado - dijeron al mismo tiempo sin dejar de mirarse.
Feriha: y ella conoció al hombre más cariñoso y detallista - dijo con voz dulce mientras sonrió mordiéndose el labio.