157) Juguemos

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Kan: chicos, ¿por qué no nos unimos a los niños? - sugirió.

Ömer: sí, es una buena idea, apurémonos, antes de que vuelvan - accedió poniéndose de pie.

Bülent: los mantendremos entretenidos para que no se den cuenta, por favor, traten de mantener la calma, ¿sí? - aconsejó.

Nihal: sí, de acuerdo, hermano.

Sarp: es importante que todos conservemos la calma o los niños se darán cuenta, ¿me escuchaste, hermano? - señaló intentando hacerlo entrar en razón.

Emir: lo sé, hermano, pero ¿cómo se supone que lo haga? - contestó, tratando de controlarse.

Sarp: vas a tener que hacerlo por el bien de los niños - replicó.

Emir: lo haré - dijo suavizando el tono de su voz, tras inhalar una gran bocanada de aire.

Umut: hermano, no vamos a dejar que les ocurra nada, no lo permitiremos, ¿entendiste?

Emir: no les pasará nada, todo va a estar bien - susurró, con la mirada fija en algún punto, intentando contener el miedo.

Umut: encontraremos la forma de protegerlos - replicó, tratando de animarlo.

Emir: lo lograremos, hermano, lo lograremos - repitió en un intento de convencerse a sí mismo.

Feriha, mientras tanto, mantenía la mirada fija en la lejanía.

Gulsum: tómate un poco de agua, prima, y cálmate - dijo mientras le ofreció un vaso de agua pero ella no quiso.

Feriha: ¿cómo alguien puede hacer algo así?, no sé cómo alguien puede hacerlo - dijo con la voz entrecortada.

Eylem: Feriha, debemos mantener la calma, hazlo por los niños, ¿quieres?

Feriha: lo entiendo, descuiden, lo haré - susurró aún con la mirada puesta en la lejanía.

El caballero volteó hacia donde provenía la voz de su mujer.

Su madre la estaba abrazando, tratando de hacerla reaccionar.

Zehra: mi niña, todo estará bien - susurró acariciando sus cabellos.

Emir: mi amor - dijo acercándose a ella - mi amor - repitió y se acomodó para estar frente a ella.

Emir: mi amor - dijo acercándose a ella - mi amor - repitió y se acomodó para estar frente a ella

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La joven se volvió hacia él y lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

Feriha: Emir - susurró abrazándolo.

Tras unos segundos él apoyó la frente en la de ella y, con los labios casi pegados a los suyos, susurró bajito, acariciando sus mejillas:

Emir: no te pongas así, ¿está bien? - le dolía verla derramando lágrimas.

Feriha: son solo niños, no aguantaría ver la decepción en sus ojos - habló con voz ahogada y desconsolada, sujetando ambas manos de su esposo.

El chico, al oír esas palabras, sintió como si se le formara un nudo en la garganta, la entendía a la perfección, su infancia había estado llena de decepciones y así como su esposa no soportaría ver la decepción en los ojos de sus hijos.

Femir (No hay Emir sin Feriha)Onde histórias criam vida. Descubra agora