—¿Puedo saber qué estás haciendo? —preguntó John mientras se acercaba a Dans. El joven llevaba moldeando con el cortador láser unas telas viejas multicolor que había encontrado en la bodega del segundo nivel.
—Algo que elevará los ánimos de todos en la estación —dijo— y los alegrará mientras descansan de las reparaciones del motor. Ten, sostén esto —le dio al clon una larga tira roja de tela con formas de estrellas y árboles—. Estíralo lo más que puedas, quiero ver qué tan largo es.
El clon retrocedió unos diez metros antes de chocarse con la pared, la tela aún no se desenrollaba por completo y eso dibujó una sonrisa en el rostro del chico, que volvió a cortar más.
—Bueno, eh... se ve divertido a decir verdad —dijo John, las pintorescas figuras le intrigaban y por alguna extraña razón sentía que debía ayudar, al menos para escapar de sus deberes—. ¿Necesitas que te eche una mano? No quiero que Rodman me ponga a limpiar el resto de la estación, hay demasiado polvo.
—Sí, gracias —le respondió animado—. Ve al otro cortador láser, ahí encontrarás unos bocetos que dibujé hace un rato. Necesito que hagas esos diseños en el papel que hay en la caja de la esquina y con cuidado que son algo frágil.
John siguió las indicaciones y tomó los bloques de papel, había varias tonalidades, desde rojo hasta azul, pasando por verde, amarillo y blanco, estaba consternado. El papel era un material raro en la galaxia, pues se consideraba primitivo, aún así hizo los diseños con mucha cautela y tacto. Ambos trabajaron un par de horas sin salir del nivel inferior, no solo había refacciones para la nave, sino que también había sido un centro mecánico para la reparación de la estación, por lo que había mucho equipo en desuso al que ellos le darían un buen uso.
Cuando terminaron todos los adornos se recostaron sobre las sillas, John jamás pensó que hacer algo tan simple pudiera llegar a ser tan cansado, y no dudó dos veces en querer dormitar, pero Dans se lo impidió.—Aguanta ahí, amigo, no te duermas —le dijo—. Aún hay algo más que tenemos que hacer —miró hacia una esquina, había un armazón de metal en forma cónica que le recordaba mucho a algo especial.
Tomó una tira de tela verde y con ayuda del clon la envolvió sobre el armazón cónico, no era mucho, pero era lo que quería, además, sabía que con los adornos que habían terminado quedaría mucho mejor. Con algo de esfuerzo lograron sacar el armazón por la escotilla de acceso, tenía un metro y medio de diámetro y una altura aproximada de dos metros con cuarenta centímetros. El resto de la tropa los miró extrañados cuando ambos salieron del acceso, Bal y Axes se apresuraron a echarles una mano y lograron acomodar el curioso gran objeto en una esquina. Dans apoyó los brazos sobre su cintura orgulloso de su trabajo. Carter y Rodman ayudaron a sacar las cajas llenar de adornos y las pusieron cerca al pie del chico, otras estaban selladas; este se volteó, miró a todos fijamente y exclamó en tono enérgico.
—¡Caballeros! Cambien esas caras, sé que hemos pasado por mucho y que casi no salimos vivos de Devaron..., pero estar decaídos no nos sirve de nada —sacó un largo y delgado cable con pequeños focos que titilaban alternadamente en su interior, era lo más parecido que había encontrado a las lucecillas de fiesta que buscaba. Enrolló las luces sobre el armazón cubierto de tela verde y luego hizo lo mismo pero con otras de color azul y rojo; luego los invitó a todos a sacar los adornos de las cajas. Había de todo y de todas formas y tamaños, bolas, algo parecido a papel picado que colgaban de calle en calle en las festividades de Passana y que les daba la impresión de tener un aire carnavalesco, más tiras de papel, de tela y una costura improvisada de un muñeco de nieve estampado.
Al principio se mostraron reacios, pero tras la insistencia del joven y de su júbilo contagioso, aceptaron sin más. Dans les indicaba dónde y cómo colgar los decorativos, se acercó al panel de navegación e insertó el dispositivo de sabotaje, que tiempo atrás había comprado en Florrum, a la computadora principal.
Luego de unos minutos en el ajetreo del decorado, lograron terminar. La estación ahora tenía una imagen muy diferente, estaba colorida, animada y llena de vida. La iluminación azul y blanca general de las luces de la estación se fundía con las multicolor del resto de luces que Dans había logrado encontrar. Las paredes eran un atiborrado de tonos y brillos, adornos aquí y allá que colgaban de las barandas del segundo nivel hasta la pared en la que estaba el telar con el muñeco de nieve. La escalera en forma de caracol tampoco se quedó atrás, pues el chico la adornó con guirnaldas verdosas llenas de detalles blancos y rojos. Y la pieza central, el armazón cónico forrado en tela verde con lucecillas y atusado por bolas de papel, recipientes huecos pintados y cortados, y muchas chucherías curiosas más, junto con la brillante estrella en la punta, era un espectáculo para la vista.
ESTÁS LEYENDO
Entre Estrellas: A Star Wars Fan History I
Science Fiction¿Y si una persona de nuestro mundo, La Tierra, terminara varada en la galaxia de Star Wars? ¿Cuál sería el viaje que ocurriría? ¿Qué significaría? ¿Qué misterios lo hicieron posible? Descúbrelo y veamos qué nos depara este relato. Primera entrega d...