El Virus

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     Dos semanas transcurrieron desde la llegada de Dans al templo, había comenzado a relajar la mente y a descansar, procuraba no salir de su cabina aunque su autoencierro terminaba por aburrirlo; Ahsoka le había pedido que entrenasen juntos mientras su maestro aun no regresara de la misión a la que fue enviado, quedó sorprendido de la habilidad que tenían los jedi para la lucha, sin duda su entrenamiento era algo fuera de lo común, aunque su sentido de lo común se estaba perdiendo poco a poco, muchas cosas le eran extravagantes, bizarras e intrigantes, por lo que acostumbrarse a ello tardaría un poco más. Aprendió cuanto pudo de la vida en Coruscant, a pesar de que era imposible verla directamente, salir del templo era toda una odisea, cada que lo intentaba terminaba perdiéndose entre los pasillos y salones, los maestros jedi lo miraban como a un bicho raro, algunos lo aceptaban, otros no y a otros les era indiferente.

     La mañana llegó armoniosa, se lavó el cuerpo y se vistió con sus ropajes propios, reparar sus cosas había tardado más de tres días, sobre todo las prendas, pues los encargados de hacerlo no tenían el material del que estaban hechas así que lo reemplazaron y acomodaron con los que tenían a la mano, la padawan esperaba afuera, había aprendido de cierta forma una que otra cosa de Dans y los últimos días no lo había visto por estar entrenando junto a Skywalker. Cuando el chico salió lo primero que vio fue la mirada pesimista de Ahsoka, a la padawan le parecía tedioso imaginarse estar en el lugar de Dans llevando toda esa indumentaria día tras día, pero no podía contra la voluntad del chico; se acercó y dio una vuelta alrededor suyo, como inspeccionándolo, suspiró rendida y le dijo que se preparara para conocer a alguien, que tenían cosas que hacer y que partirían pronto.
     Dans la miró con desgano, le preguntó de qué hablaba y Ahsoka le contó que tenían que partir, el chico volvió a preguntar porqué tenía que ir él, y la jedi solo le dijo que tendría que hacerlo porque estaba bajo su supervisión.
     Abordaron un transporte militar que los llevó hasta un crucero en la órbita del planeta, la larga gabardina del chico ondeaba ligera mientras caminaban por los pasillos, tenía malos recuerdos de esas naves, pero no le quedaba de otra más que seguir a la padawan hasta el puente de mando. Llegaron y cuando se abrió la puerta la mirada seria del general Skywalker impactó contra la expresión fría del chico.

     —Tardaron mucho, ¿acaso el terrano no puede caminar? —dijo Anakin en tono hilarante, aún reacio tras su pequeña riña cuando quedaron varados con los lurmen.

     —Lo lamento, maestro —respondió Ahsoka.

     Las palabras de Anakin capturaron la atención de Obi Wan quien se encontraba de espaldas a la puerta. Cuando este volteó pudo percatarse de la tensión entre su antiguo padawan y el individuo que había llegado junto a Ahsoka.

     —Oh, parece que tenemos a alguien nuevo entre nosotros —dijo Obi Wan con la clara amabilidad que lo representa—, ¿Ahsoka, podrías presentarnos?

     —Claro. Maestro Kenobi, él es Dans Ryder, está bajo mi vigilancia por orden del Consejo —dijo apuntando la palma extendida de su mano hacia el chico.

     —Mucho gusto —respondió Dans con simpatía.

     —Debiste dejarlo en los destacamentos —agregó Anakin—, esta zona es para los comandantes —sus palabras fastidiaron a Obi Wan.

     —Bueno... verá... maestro —continuó Ahsoka con timidez, no tenía experiencia como líder y habían muchas cosas que desconocía o que simplemente no sabía tratar.

     —Anakin —intervino el maestro Kenobi en tono autoritario—, sé más cordial, ¿puedo preguntar a qué viene esta agresividad contra él? —la luz celeste que el panel de navegación proyectaba sobre sus rostros remarcaba su molestia.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora