Entre Estrellas: A Star Wars Fan History I

Esencia: Parte 3

     Ambas retrocedieron lentamente, procurando hacer el menor ruido posible con sus pisadas. Las criaturas seguían mirándolas, inamovibles, con los ojos saltones y las pupilas alargadas y en línea, como si tuvieran curiosidad en las dos extrañas que habían descendido hasta su abismo helado.
     De repente se sintió un estruendo sordo, duro, y las criaturas se desparramaron por las paredes desesperadas, entre una maraña de chillidos secos. La estridulación revolvió el estómago de Lara, casi haciéndola vomitar de verdad, pero se controló. Las patas negras se desvanecieron dentro de los huecos oscuros. Dejando solo un eco ahogado a medida que se alejaban entre los pasajes gélidos del subsuelo.

     Ahsoka suspiró extenuada y se dejó caer sobre la nieve. Se abrazó el pecho y exhaló; el vaho de su aliento se difuminó en el aire. Las manos les temblaban a más no poder, pero entonces otro estruendo sacudió las estalactitas; pequeños fragmentos de hielo se desprendieron del techo, manchando los abrigos. Lara clavó los ojos sobre una de las grietas de la pared, la más grande, que tenía forma ojival, y supo que había algo más ahí, tras la oscuridad.
     La padawan regresó de sus adentros. Sentía una perturbación en la Fuerza. Giró la mirada hasta ubicar de vuelta el rastro que habían estado siguiendo y tomó de la mano a la twi'lek para llevársela por el pasadizo por donde continuaban las huellas, procurando alejarse lo más posible de la grieta. Por su mente atravesó la idea de esconderse en cualquier hoyo, pero era en vano. Los únicos pasos por los que podían andar eran grandes y los escondites demasiado pequeños. Debían continuar moviéndose. 
     Corrieron por el estrecho túnel sin perder de vista el rastro, entendieron que a cada segundo que pasara Dans estaba en más peligro, igual que ellas, pero él no podía defenderse, estaba en coma, era prácticamente una ofrenda para lo que sea que estuviese junto a ellas en los túneles, como las criaturas de hace un momento.
     Doblaron dos veces por un corredor lleno de picos y una tercera después de que Ahsoka escogiera el camino por medio de la Fuerza. Siguieron avanzando; el rastro se hacía más fuerte, comenzaron a encontrar más y más restos de la bata médica que Dans llevaba puesta antes de toparse con un cruce, donde el piso dejó de ser nieve para convertirse en cristal y donde terminaron perdiendo las marcas.
     Habían cinco rutas frente a ellas, cinco pasajes a elegir. Ahsoka intentó volver a guiarse por la Fuerza, pero el lado oscuro era demasiado intenso ahí, en ese abismo, le ofuscaba los sentidos y la dejaba ciega, a su suerte y a tientas. Incluso la luz esmeralda de su sable era absorbida por la negrura; no podían ver nada más allá de dos metros.

     —¿Ahsoka, por dónde? —instó Lara mirando hacia atrás, nerviosa.

     —Ah... yo... —ojeó cada entrada, todas se veían idénticas—. Eh... pues... —tartamudeó indecisa—. N-No sé por dónde.

     —¿¡Cómo!? ¿Qué quieres decir? ¿¡No habías estado aquí antes!? —un viento helado les golpeó la espalda, haciéndolas tiritar—. No es momento p-para bromas, Ahsoka. ¡Tenemos que movernos ya!

     —¡Nunca nadie había descendido tanto! El lado luminoso de la Fuerza está en las cuevas superiores... aquí solo hay oscuridad —dijo—. Estoy confundida... —su voz terminó quebrándose.

     Un sentimiento de culpa envolvió su ánimo. 

     Lara la comprendió a fondo. Se acercó a ella y la tomó de las mejillas con suavidad. Los ojos de ambas se encontraron entre la angustia.

     —Lo siento, lo siento... no quería gritarte, ni hacerte sentir culpable. Estoy con miedo, ¿si? igual que tú... Discúlpame —la abrazó con firmeza para consolarla. Ahsoka le correspondió.

     Estuvieron así por unos momentos antes de que se separaran estando más tranquilas.
     Una vez que se calmaron por completo, la togruta decidió intentarlo una vez más. Cerró los ojos y se concentró, las tinieblas abarrotaban cada espacio alrededor suyo, se adentró en la Fuerza y escarbó entre los delgados hilos de luz que la conectarían con el lado luminoso. Una voz, casi imperceptible, le susurró el camino. La padawan se reincorporó con ánimo, sintiéndose revigorizada y lista para continuar. Se volteó hacia Lara y le hizo una seña moviendo la cabeza, tomarían el cuarto pasaje de la izquierda.