Subterráneo

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     Los dos aerodeslizadores de carga se detuvieron cuando Obi Wan alzó la mano. Los pelotones prepararon armas. Un silencio profundo y estremecedor envolvió el ambiente de forma súbita e inquietante mientras la oscuridad luchaba por escurrirse entre ellos. El comandante Cody hizo una seña con los dedos para que dos de sus hombres realizaran un reconocimiento. Los conos de luz de las linternas recorrieron las paredes y el suelo, revelando el panorama seco y marchito del lugar, pero no encontraron nada fuera de lo común, todo parecía estar en orden.

     —Camino despejado, comandante —informó uno de los clones al mismo tiempo que se regresaba hacia la vanguardia.

     Cody asintió, miró el lector de su brazalete y se giró hacia Obi Wan para decirle los resultados.

     —No hay ninguna lectura, general, todo está tranquilo.

     —Me gustaría que se mantuviera así por todo el camino, Cody —respondió el jedi—. ¿Se ha podido captar alguna señal de las compañías perdidas?

     —Hemos recalibrado el alcance de nuestros detectores, pero las cavernas tienen paredes demasiado gruesas y los resultados tardan en llegar. Hasta ahora hemos hecho un barrido del treinta por ciento de las galerías adyacentes con limitado éxito, intentamos ampliar nuestro alcance, pero hacerlo significaría perder la conectividad con la base en la entrada por unos quince minutos.

     Obi Wan frunció el ceño y se puso a pensar; por un lado, extender el alcance de sus detectores podría acelerar los patrones de búsqueda y rescate en el laberinto subterráneo, pero por otro podría arriesgarse a perder la conectividad con su puesto de control y los dejaría a ciegas. No iba a arriesgarse, prefería ir lento pero seguro, aunque el tiempo corriera en su contra.

     Continuaron la marcha por varias horas más todavía. Nadie decía nada, todo era absoluto silencio de voces, solo los motores de los vehículos y los pasos de los soldados hacían compañía en medio de un tramo que parecía interminable.
     Lara se abrazó a sí misma para tener un poco de calor; hacía frío, mucho frío. Echó una rápida ojeada a la pantalla de monitoreo de los removedores para cerciorarse de que no había ningún problema con el líquido refrigerante o los estabilizadores de potencia, no quería que a media carga los dispositivos se estropearan de improviso, eso echaría todo a perder, así que recorrió con los ojos cada cuadro de análisis y luego apagó la consola para volver a apoyarse contra la  parte posterior de la cabina de conducción. El lugar era espantoso, sombrío, jamás se imaginó que terminaría envuelta en algo tan arriesgado como lo era esa partida de búsqueda.
     ¿Dans hacía esto todo el tiempo? ¿Desde antes de conocerla? Sabía que era un poco reacio a hablar de sus cosas, de su vida, era algo que se había percatado de él durante el tiempo que vivieron juntos en su cubículo departamental, apenas y sabía algo... y la mayor parte de ese algo lo había visto por sí misma al adentrarse en sus recuerdos junto a Ahsoka cuando la sombra oscura de Ilum les pidió buscar aquella brizna en su interior... Todavía recordaba bien aquella escena... el fuego, los disparos, la sangre... Una vida muy distinta a la suya. Cualquiera hubiera llegado a creer que algo así terminaría por volverlo completamente frío, duro, pero no, había ternura en él, muy en el fondo, luchando por sobrevivir.

     No podía evitar pensar en su viejo cubículo departamental... aunque más que suyo, en realidad era de su amiga weequay que se lo alquilaba mensualmente. La cabina del templo estaba bien, pero no era lo mismo, sentía que tenía menos libertad... y así era.
     Su vida había dado un giro de ciento ochenta grados repentinamente tras haberle confesado que quería estar con él. ¿Por qué lo hizo? En aquel momento el corazón le palpitaba en el pecho lleno de emoción, había sido un impulso, un arrebato de palabras, una decisión dominada por los sentimientos, un instante de pasión que determinó su mañana. Una parte de ella la amonestaba por haberlo dejado todo, pero otra le instaba a mirar hacia adelante... y esto último era mejor que quedarse como camarera por el resto de su vida.
     En el Templo había vuelto a su antiguo oficio de mecánica, pero las cosas que usaba eran cien veces mejores que las que habían en los Niveles Bajos, se lo había contado a Meira en más de una ocasión, todo gracias a Dans, que había logrado llevarle un holotransmisor personal para que pudiera contactarse con su amiga de forma segura.
     Pero aún así, se sentía incierta, tenía que pensar bien las cosas... y hablarlas claramente con Dans.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora