Terrores Alados

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     —¡Ahí va! —exclamó Lara, un segundo antes de que los removedores arrancaran una enorme roca pálida que les cortaba el paso.

     El estruendo que siguió hizo que las paredes se remecieran y una pequeña lluvia de polvo fino cayó sobre sus cabezas.

     —¡Todo el mundo adelante! —instó Cody, y dos pelotones atravesaron el paso hacia lo que continuaba del túnel. Mientras las tropas avanzaban, se acercó raudamente a Obi Wan—. La señal está más fuerte, pero todavía nos queda algo que recorrer; no sé si llegaremos a tiempo, señor.

     —Ten calma, Cody, la Fuerza nos guiará.

     —General —llamó Lara sin despegar los ojos de la pantalla de la máquina—, se necesita un cambio en las células de energía de los removedores.

     —¿De nuevo? Estos removedores consumen demasiado, tendremos que limitar su uso solo a lo más vital —caviló el jedi—. ¿Pero no se le habían hecho mejoras?

     —Así es —confirmó Lara—. Le optimicé el rendimiento, cambié los sistemas anticuados y le hice una actualización con algunas piezas de punta de reciente fabricación... si mal no recuerdo, eran derivados de la tecnología incautada a la Tecno Unión que desarrolló la sección de investigación del templo. —Abrió la tapa del panel de control y comenzó a desconectar los cables de transfusión de energía—. Es bastante bueno y no lo digo porque lo haya hecho yo, sino porque para el estado en que estuvo originalmente y el poquísimo tiempo que hubo para las modificaciones, diría que no cualquier mecánico habría podido hacerlo.

     —En ese caso me alegra que te hayamos tenido disponible —alentó Obi Wan—, quizás te vendría bien estar en la división de investigación.

     —¿Ah? Gracias, general, pero, eh... —sonrió nerviosa, no quería sonar grosera, así que pensó bien las palabras que iba a decir—. Me siento cómoda con mi puesto de mecánica.

     —Qué se va a hacer —sonrió Obi Wan—. Haz el cambio de las células de energía y avísame cuando hayas terminado. No sabemos si lo necesitaremos pronto.

     —Como diga, general —dijo, y se volcó de regreso a la maraña de cables y sistemas que tenía delante suyo.

     Apenas tres segundos después un fuerte estruendo apareció desde el fondo del túnel oscuro en el que estaban. Todos se giraron a ver, sintieron que la tierra temblaba bajo sus pies y una onda de sonido golpeó con ellos bruscamente como si fuera una ráfaga de viento. Obi Wan redujo la presión del impacto haciendo uso de la Fuerza, logró contenerla, al menos lo suficiente para que no causara daños en el equipo y las tropas.
     Cuando pasó, todo se quedo en silencio y el ruido sordo desapareció tan fugazmente como había llegado. Obi Wan tomó aire y frunció el ceño, le dio una señal a Cody y retomaron el paso con cautela.
     Lara miró hacia adelante, preguntándose qué era lo que había pasado... y si realmente estaban solo ellos y los perdidos ahí abajo, en el laberinto subterráneo.

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     —¡Joder, están en todos lados! —gritó Axes, mientras dirigía una lluvia de plasma azul hacia la boca de un túnel frente a él.

     —¡Sigan disparando, que no los agarren! —replicó Sanders, brindándole fuego de cobertura. La boca de su carabina bláster DC-15S ardía al rojo vivo—. ¡Jax, ¿dónde están esas granadas?!

     —¡Saliendo! —respondió su hermano, tomando una mochila reglamentaria para luego arrojarla a los pies de Joeyray que estaba apostado al lado de Sanders, con las pistolas en su mano a media recarga y un río de lava a poco menos de un metro.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora