Entre Estrellas: A Star Wars Fan History I

Riesgo Compartido

     Los disparos de plasma impactaban con fuerza en la pared metálica de la cabina dejando marcas negras en su superficie, Dans yacía parapetado en ella con los cañones de sus blásteres levantados a la altura del mentón; estaba recuperando el aliento, el sudor le caía por la frente a chorros. Al menos ocho droides se acercaban poco a poco en dirección a la rampa de acceso, los restos de otros seis se observaban desperdigados a su alrededor mientras las chispas saltaban por sus circuitos rotos; no había descanso alguno, el resto del campamento estaba envuelto en una tormenta de fuego y plasma que se tragaba vidas a cada segundo.

     Un bloque de las murallas del este había sido destrozado tras un intenso bombardeo aéreo. Los caminantes que estaban operativos usaban los escombros como muro para protegerse y dar fuego de cobertura desde el extremo cercano al cañón de roca. Obi Wan desplegó el grueso de la 212 hacia la Ciudad Enterrada, tenía que asegurar el control del obelisco y de los barrios adyacentes al enorme templo; dos divisiones tomaron la colina, una más fue a reforzar la entrada principal. Tres escuadrones de cazas ARC-170 despegaron desde el Puesto Sigma para limpiar el cielo de los bombarderos droide, pero los buitres les impedían acabar con todos. Cody dirigió medio pelotón hacia las trincheras bajo los muros y el capitán Gregor junto al teniente Coler se lanzaron de golpe hacia las grandes ventanas del templo para dar cobertura desde lo alto.
     Decenas de unidades B2 incorporadas con jetpacks saltaban y aterrizaban en los adarves de los muros fulminando a los defensores que intentaban lidiar contra los droidekas en el suelo, al mismo tiempo que un gigantesco ejército de dos mil droides comenzaba a instalarse en las afueras para asediar la base republicana.
     Los cañones de ambos bandos escupían fuego rojiazul, el polvo y la arena se levantaban por los aires convirtiéndose en una bruma fantasmal que se extendía poco a poco. Los clones corrían en todas direcciones intentando protegerse, disparar y retomar las posiciones que una a una se iban perdiendo. Él área de control se fue replegando cada vez más hacia el interior, hacia el enorme templo que se convirtió en el bastión defensivo de Mandell.

     Luchaban en las puertas, en las calles, en las tiendas y en los páramos desolados al frente de todo; la torre de comunicaciones cayó aplastando parte de los aerodeslizadores de transporte, la vía principal se llenó de barricadas improvisadas desde donde los soldados vaciaban sus cargadores al lado de sus hermanos caídos. Plasma caliente, humo ácido, sangre roja que pintaba la arena en charcos, la guadaña de la muerte se cernía lujuriosa sobre los soldados fulminados y acariciaba tentativamente a los pocos que se mantenían de pie.

     El llanto de un cañón bláster rotatorio Z-6 rellenaba una pequeña encrucijada que era puerta directa hacia los barracones, había sido taponeada con una pila de piedra y escombros, y tenía un escuadrón entero defendiéndola. Carter dirigía el ataque, Bal suministraba las municiones junto con Jax y Rodman, y John estaba tirado boca abajo con el pecho pegado a la tierra a unos viente metros de distancia y con el ojo puesto sobre la mira telescópica de su rifle francotirador. Los demás estaban desperdigados por toda la línea de roca natural que hacía de murete intentando abatirse el mayor número de droides posible. Ninguno tenía la certeza de que saldrían vivos y los nervios se apoderaban lentamente de sus cuerpos conforme los autómatas se hacían más y más numerosos; no importaba cuántos derribasen, no dejaban de llegar, lenta pero inexorablemente hacia ellos.

     Un disparo terminó por perforar la débil pared metálica de la cabina, Dans sintió el calor punzante del plasma pasando suavemente al lado de su mejilla antes de tirarse el suelo.

     —¡Dans! —gritó Lara, alarmada, queriendo ponerse de pie para socorrerlo.

     —¡Agacha la cabeza! —respondió el chico con un rugido y rodó en el piso, giró el cuerpo y disparó a quemarropa contra el par de droides que subía por la rampa.