Juego de Filos

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     —Consiguió lo que buscaba, ¿por qué entonces se ve tan... insatisfecha? —inquirió la consejera Medarda mientras recorría con los ojos las pantallas que monitoreaban el estado del tanque de bacta que había a su derecha; dentro, el escolta de la senadora yacía conectado a un respirador mientras flotaba en el líquido azul brillante a mitad de un sueño inducido.

     Cinco días habían transcurrido desde el duelo, el barón Khall había regresado con una furia contenida en la cara y un equipo de investigación judicial hacia su institución. La duquesa Jarah hizo lo posible por encontrar rastros de la asesina que intentó acabar con la vida de la consejera, pero no halló nada, ni siquiera con la ayuda de los mejores droides detectives y policiales, Mel Medarda terminó por conceder un alivio a la duquesa cuando le dijo que no necesitaba continuar con las pericias y que no informaría de ello al Consejo de Arrakis, no quería que las relaciones, incipientes, del primer contacto semioficial del mundo lejano con Pantora se cayeran por la borda. Aún así, todos siguieron preocupados y la senadora Chuchi solo informó del duelo al Supremo Canciller de la República de manera informal y en privado; Palpatine insistió en que debía regresar en cuanto su escolta se recuperara por completo, su despacho enviaría una fragata clase Pelta a por ella.

     —Me inquieta la forma en que lo hice —contestó Riyo—. Siento que lo estoy usando como herramienta... —posó su mano sobre el cristal del tanque, justo a la altura del rostro de Dans.

     —De cierta forma todo escolta lo es —agregó Mel.

     —Eso no es correcto, nadie debe ser tratado como herramienta, como un medio, nadie.

     —Concuerdo contigo en eso —no se mostró en discrepancia, solo habló con un tono suave y tranquilo—. Es bueno tener acompañantes tan leales que se comprometen con su trabajo, ya no hay muchos así. Claro, además de sus... ¿qué eran? Ah, cierto, clones. Disculpe, no estoy muy familiarizada con lo que ocurre en el resto de la galaxia.

     —Por lo poco que sé; Arrakis siempre se ha mantenido... alejado. Un perfil muy bajo. Casi como si no existieran —dijo Riyo—. Apenas un puñado de personas sabe de ustedes.

     —Mi mundo se encuentra fuera de los límites recorridos por la Alta República... aunque creo que ahora es la República Galáctica —caminó hacia otros monitores, con los brazos cruzados; solo estaban ellas dos en la extensa bahía médica del complejo sur de la mansión ducal y habían empezado a llevarse bien—. Pero que algo no sea conocido no significa que no exista.

     —Tienes toda la razón —Riyo pareció soltar un suspiro—. Entonces... ¿qué fue lo que generó el repentino interés de Arrakis en el resto de la galaxia?

     —Problemas, como siempre —respondió Mel al instante—. La guerra que tienen contra los separatistas terminó por desestabilizar la única vía de comercio que teníamos con el Borde Exterior, los precios subieron, se afectó la economía. Normalmente no sería mucho inconveniente teniendo en cuenta nuestro alto aislacionismo, pero parte del Consejo opina que debemos empezar a... abrirnos. Y resultado de ello estoy yo aquí. Pantora es el principal mundo... luna, del extremo del Borde Exterior, controla el sector Sujimis, el límite... y es relativamente cercano a nosotros.

     —Eso explica todo —Riyo caminó hacia la mesa en la parte posterior de tanque de bacta, ahí donde estaban puestas todas las cosas de su escolta; desde el cuchillo hasta los borceguíes, todo finamente limpio. Incluso se cosieron algunas rasgaduras de la gabardina gris—. Si ese es el caso, parece que tendremos mucho trabajo en el futuro, nosotras dos. —Se regresó hacia Mel—. Estoy segura de que nos llevaremos excelentemente.

     —Cuente con eso, senadora Chuchi —asintió la consejera con una sonrisa.

     Ambas dejaron la bahía médica a paso galante, delicado; eran un par de bellas rosas a las que no podía encontrárseles ni un solo cabello fuera de lugar. Incluso sus vestidos iban a juego, el blanco y el carmín moteados de un oro reluciente en las tramas se destacaban por entre los pasillos ducales. Gobernadoras pulcras desde su nacimiento.

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora