Fuego Cruzado

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«¿Qué es eso...?» se preguntó muy aturdido; veía el tiempo pasar lentamente frente de sí, una bruma blanca cegaba su vista y a duras penas podía ver pues todo cuanto veía lo hacía medio borroso, la buena vista se hacía extrañar. Bajó lentamente la mirada intentando encontrar a su compañero con tanto esfuerzo que casi le parecía imposible, «¿Chall... dónde estás?» se susurró a sí mismo, pero no obtuvo más respuesta que unos bajos y ligeros ruidos; cerca de él, la silueta danzante de las llamas se erigían burlonas y peligrosas. No sentía nada más allá de un adormecimiento extraño sobre todo su ser, estaba tendido sobre el frío metal y el silencio lo invadió por unos segundos. La oscuridad tapó sus ojos por completo. Poco a poco su cuerpo comenzó a gritarle sus dolores, el sudor y la sangre se escurrían al mismo tiempo por su piel como si se encontrasen en una terrible carrera por llegar al suelo. Se entregó a la paz y al descanso del momento, el calor ardiente del fuego comenzó a acercarse lento pero inexorable, disfrutando del trayecto a cada segundo. El crujir del metal y los ruidos chispeantes de cables rotos se entrelazaban formando una pálida y mustiosa melodía, preparándolo para lo que sea que fuese a ocurrir, como un navío siendo arrastrado a la deriva en contra de su voluntad por las intempestuosas olas de un mar furioso. Se convirtió en calma durante unos segundos hasta que fue arrojado a los océanos de la consciencia cuando una sofocante brisa golpeó su ensangrentado rostro. Abrió los ojos de inmediato despertando raudo de aquel tentador sueño, tomó una bocanada de aire y su cuerpo entero se avivó instantáneamente. Su respiración era acelerada, el corazón le latía tan rápido que daba la impresión de que estaba a punto de estallar, pero no lo hizo; miró hacia todos lados estando ligeramente confundido hasta recuperar la consciencia por completo. "¡¿Pero qué?!" dijo exaltado, casi gritando, su rápida reacción lo salvó de ser aplastado por un bloque metálico que acababa de desprenderse desde el techo.
Se incorporó lo más rápido que pudo, pero las profundas heridas abiertas que tenía a lo largo de su cuerpo le impedían moverse con normalidad. La sangre goteaba incesante, sus ahora enmarañadas ropas lo protegían de las flamas que amenazaban con devorarlo vivo. Apoyó su hombro sobre una de las paredes del lugar, restos de droides B1 se destrozaban aún más a causa de las continuas explosiones que ocurrían a su alrededor. Decidido a encontrar una salida comenzó a dar pasos torpes pero apresurados, se recordó entonces que necesitaba sus cosas, miró detrás suyo y vio que la puerta que daba paso a un cuarto donde habían incautado sus pertenencias estaba destrozada brindando paso libre; dio media vuelta y se encaminó evitando las llamas y los escombros metálicos regados por el suelo. Paso tras paso, lo único que tenía en su mente era el objetivo de llegar hasta aquella habitación y lo único que afloraba en su corazón era el ferviente deseo de no desfallecer en ese lugar; concluyó entonces su propósito, se dio cuenta que, para fortuna suya, el sitio no había sufrido mayores daños, y todas sus cosas seguían casi intactas. Tomó su petaca, sus accesorios y herramientas, rebuscó todo cuanto pudo hasta encontrar su posesión más valiosa, un collar con dije en forma de sol que inmediatamente se colgó al cuello. 

Con todo lo suyo ya en su poder apresuró su andar mientras sentía cómo la nave caía a pedazos

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Con todo lo suyo ya en su poder apresuró su andar mientras sentía cómo la nave caía a pedazos. Siguió avanzando sin saber a dónde ir, más restos de droides adornaban los pasillos en ruinas, escuchó entonces gritos y disparos a lo lejos y sin más opción se dirigió hacia la fuente del bullicio.
Su caminar era tardo, había perdido mucha sangre, contra todo pronóstico arribó hacia un espacioso hangar donde tomaba lugar una encarnizada batalla entre los mismos soldados de armadura blanca que contempló en la arena contra remanentes droides que habían sido sus captores. Se detuvo durante unos instantes para recuperar el aliento. A su lado derecho se encontraba un pequeño robot de forma cilíndrica que por medio de una extensión manipulaba los controles de la puerta por la que había llegado, se quedó mirándolo durante un segundo y el robot giró su circular cabeza haciendo lo mismo con su único visor en son de duda, aquel pequeño momento de confusión fue interrumpido por una unidad B1 que apuntaba hacia el pequeño autómata al lado suyo, sin dudarlo saltó para tomar un bláster tirado en el suelo, ignorando todo el dolor que aquella acción provocó en él; se dio la vuelta y disparó, el pequeño robot que manipulaba la puerta lanzó unos ruidos de susto al ver cómo el droide de aspecto humanoide se desplomaba a su lado. Dans tiró el bláster, las pocas fuerzas que tenía lo abandonaron en aquel instante susurrándose en voz baja un "se acabó...". El pequeño droide se desconectó del panel, avanzó hacia los soldados pero frenó en seco quedándose estático y miró de vuelta hacia aquel humano que salvó su integridad. Lo analizó. Volvió aceleradamente al panel y retomó su manipulación, obtuvo lo que buscaba y lanzó un gancho que se enroscó en uno de los brazos del joven. Avanzó con dificultad arrastrando al chico entre todo el caos hasta que uno de los soldados corrió hacia él, sin decir nada cargó con el agonizante chico hasta la pequeña nave que lo esperaba, la abordó y tras él otros compañeros de armas lo siguieron. La compuerta se cerró despegando en el mismo instante en que lograban salir al frío del espacio. Uno de los combatientes observó la nave en llamas de la que acaban de escapar segundos antes de que esta explotara inmisericorde. La explosión se reflejaba en sus desgastados e inexpresivos cascos, todo un cruel espectáculo para los ojos que se ocultaban detrás de ellos. 

Entre Estrellas: A Star Wars Fan History IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora