—Maestro Yoda. ¿Quería verme? —preguntó Obi Wan entrando en la cámara de reuniones de una de las torres del templo jedi. Si había algo que lo angustiara, ese algo eran las noticias de la matanza en Devaron. Los comandos clon que hicieron el levantamiento de los cuerpos no encontraron a nadie con vida, el lugar era un desierto verde; los cadáveres, una crueldad maldita.
—Maestro Kenobi, mostrarte algo... debemos —respondió el anciano. Se acercó hacia Obi Wan acompañado del maestro Windu, con una expresión llena de pesar marchito.
Las compuertas de los ventanales se cerraron a la par que el maestro de tez oscura colocaba un holoproyector sobre la pequeña plataforma circular que había en el centro. La oscuridad hizo que la luz del aparato empapara de azul el rostro de Obi Wan.
—Obtuvimos videos de seguridad de la masacre en Devaron —señaló Windu. La situación era de extrema emergencia, dos jedis muertos y todo un contingente arrasado en menos de una tarde. La pérdida total del sistema era el menor de sus problemas, los tres maestros lo sabían muy bien, los tres estaban acongojados en su interior, los tres temían con recelo una nueva amenaza y un desequilibrio en la Fuerza.
Las imágenes perturbaron a Obi Wan, las escenas de lucha hicieron que en ese momento sintiera a los fantasmas del pasado abrazarlo por detrás, susurrándole al oído su regreso del más allá. Clavó los ojos en el asesino de la proyección, un escalofrío gélido lo sacudió, quedó mudo, con la boca ligeramente abierta por la sorpresa. Una imagen se le vino a la mente como un remolino rojo; no podía ser, no había forma, era inconcebible.
—Darth Maul... ¿vive? —preguntó. Desvió la mirada hacia un costado intentando no creer en lo que sus ojos veían—. No puede ser, yo mismo lo maté —se regresó buscando una respuesta desesperada en los ojos del maestro Windu.
—En lo correcto estás, Obi Wan —dijo el maestro Yoda. En otras circunstancias aquellas palabras lo habrían aliviado del pasmo, pero esta vez no, no había nada de qué aliviarse—. Una criatura de la misma especie es; de Dathomir.
—¿Dathomir? ¿El planeta de las brujas? ¿Que no el planeta natal de Darth Maul era Iridonia? —cuestionó confundido. Sus dudas se agrandaban con la misma fuerza que él apretujaba sus manos cruzadas en la espalda.
—Dathomir es el planeta donde fue criado —aclaró el maestro Windu, con extrema seriedad en su ceño—. Iridonia es donde vive el resto de los hombres de la especie.
—Viajar a Dathomir debes —indicó el maestro Yoda—. El origen de esta amenaza... encuentra —su grave y anciana voz gritaba dolor.
Obi Wan asintió cerrando los ojos. Comprendía muy bien el objetivo de su misión, al igual que comprendía perfectamente lo difícil que sería. No era un asunto que encargárselo a las fuerzas militares, ni mucho menos al Senado Galáctico, aquello debía permanecer dentro de las gruesas paredes del templo jedi y tras la sutileza pulcra de la Orden. Él era experto guardando secretos, incluso los más peligrosos, pero su antiguo padawan no tanto, y lo necesitaría a él en esa cruzada.
Estuvo a punto de retirarse cuando el maestro Windu lo detuvo, debía informarle de algo más, un pequeño gigantesco detalle que no debía pasarse por alto.—Obi Wan —dijo. Carraspeó un poco antes de continuar con la siguiente palabra—. Dans Ryder había arribado a Devaron la mañana del día en que ocurrió la masacre.
Un golpe de realidad impactó en la conciencia del jedi. El maestro Yoda cerró los ojos con angustia.
—¿El joven Ryder? ¿En Devaron? —preguntó. Estaba más exaltado que antes, pero logró controlarse con facilidad, tenía qué—. Debe haber un error, su viaje estaba programado para dentro de cuatro días todavía.
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Entre Estrellas: A Star Wars Fan History I
Science Fiction¿Y si una persona de nuestro mundo, La Tierra, terminara varada en la galaxia de Star Wars? ¿Cuál sería el viaje que ocurriría? ¿Qué significaría? ¿Qué misterios lo hicieron posible? Descúbrelo y veamos qué nos depara este relato. Primera entrega d...